LA DESPIADA Y CRUEL TÍA ÚRSULA. CAPITULO 3 - Relatos Eróticos

LA DESPIADA Y CRUEL TÍA ÚRSULA. CAPITULO 3

... empezó de nuevo azotarme uno a uno cada número prometido. Terminé llorando desconsoladamente. Aprendí a no retar jamás a mi tía. De ahora en adelante debería tener mucho cuidado y obedecerla por completo sin retarla.


Los días pasaron y mi madre se recuperó de su enfermedad. Ya podía salir de la habitación y bajaba con mi tía y conmigo a la planta de abajo. Mi madre observó un gran cambio en mí. Ahora era educado y obediente, casi no me reconocía, estaba muy orgullosa de mí. Pensaba que la sensación de estar a punto de perderla fue lo que cambió mi comportamiento, pero no fue así, fue mi tía Úrsula. 

Mi madre decidió que ya era el momento de regresar a nuestra casa y dejar de abusar de la hospitalidad de mi tía. Aquel día me derrumbé al pensar en la sola idea de no  ver a mi tía Úrsula por la casa controlándome de aquella forma tan estricta. En un par de días regresaríamos mi madre y yo a nuestra casa. Estaba contento por la recuperación de mi madre pero no quería volver a mi antigua vida. Me arme de valor y fui a buscar a mi tía. Por primera vez en mi vida fui sincero y la conté que había cambiado gracias a ella y que si volvía a mi casa volvería a ser el de antes. Necesitaba su control y su disciplina.

Mi Tía Úrsula se quedó en silencio. Me indicó que podría haber una pequeña solución. Pensé que quizás solicitaba a mi madre me quedase a vivir con ella, pero no fue así. No obstante la solución fue una alegría enorme para mí. Al día siguiente hablaron mi madre y ...

... mi tía y tomaron una decisión. Cada 15 días vendría a pasar el fin de semana a casa de mi tía. La única condición era que debía empezar a trabajar y empezar a ser un hombre , de tal manera podría acudir a casa de mi tía cada cierto tiempo. Por supuesto que buscaría un trabajo y me esforzaría al máximo contando cada uno de los días que quedasen para poder volver a casa de la tía Úrsula.


Antes de despedirme, mi tía quiso enseñarme algo. Intrigado la acompañé hasta el sótano de la casa. Nunca había bajado al sótano. Abrió una gran puerta con su manojo de llaves y desilusionado comprobé como era un sótano normal lleno de enseres y trastos llenos de polvo. Mi tía se acercó hasta un armario que estaba envuelto en una sábana grande. Destapó la sabana y observé que no era un armario. ¡¡ Era una jaula grande de barrotes  ¡¡ . Quedé boquiabierto.

-	Cuando vuelvas a mi casa dentro de  15 días no voy a estar pendiente de ti todo el tiempo. No voy a estar pendiente de si realizas una de tus fechorías… o si te escapas de casa… bebes a escondidas y te emborrachas…. Desobedeces…. Esta será la solución, ¡¡ tú jaula ¡¡ - Me explicó mientras observaba como a mi tía le encanta la idea de tenerme encerrado en una jaula que por el polvo que tenía hacía mucho tiempo que no utilizaba.

-	Me encanta la idea Señora Úrsula – La contesté educadamente y llamándola como la gustaba.

-	Te aseguro que no te va a gustar tanto cuando pases interminables horas atado y amordazado dentro de la jaula. ...