SEGUIMOS JUGANDO 2 - Relatos Eróticos

SEGUIMOS JUGANDO 2

... con él, claro. Se sentó en el borde de la cama, y nos paró frente a él. Nos metió las manos bajo las polleras, nos corrió las bombachitas y nos acarició. ¡Si vieras qué lindo! Nos acarició la chucha y la cola a las dos durante un ratito… ¡Lástima que la mamá vino muy rápido! ¡Era tan rico! Pero quedamos que iría de nuevo.» 

-Papito, ¿sabés? Me dio ganas de que me la metas… - Felisa volvió a la realidad.
-Hablando te inspiraste… ¡jajaja!
-Y… si… - Se inclinó hacia mi pija a chupar. No tardó demasiado para dejármela como un poste. – Si, así. Te monto. - Se sentó sobre mí guiando la pija hacia el culo. - ¡Así, así! ¡Qué rico sentirte entrar! – Se la fue enterrando despacito. – Es tan lindo sentir como se desliza por dentro…, ¡es caricia interior!
	Quedó ideal para que pudiera acariciarles las tetas y pellizcarle los pezones mientras habla. ¡Perfecto!

	«En los siguientes días mi compañerita me contaba que Ernesto, su hermano, había seguido acariciándola, chupándosela y dándole la pija para que se la bese y chupe. ¡Estaba encantada que el hermano no la haya dejado de lado! ¡Y llegó el día! ¡Totalmente eufórica! “¡Mi hermano me la metió Felisa!” Me abrazó y nos besamos. “¿Cómo fue? ¿Te dolió?” Yo quería saber los pormenores. “Me dolió un poquito, al principio, cuando iba entrando… ¡pero pasó rápido! A los dos segundos… ¡la felicidad! ¡Si vieras que rico!” “¿Qué te hizo, cómo? ¡Contame!” “Mamá salió unos minutos, para hacer una compra. Me llevó al dormitorio, me sacó la ...

... bombacha… ¡y me hizo sentar encima, sobre las piernas! Me dijo que le agarrara el pito y lo pusiera en la entrada de la chucha. Me fue bajando despacito. Me dijo que si me llegaba a doler que le dijera que él paraba. Yo sentí cuando me «tiraba», pero no le dije nada para que no me la sacara. ¡Pero me dolió! Se dio cuenta por mi cara… ¡y me la enterró de un saque! ¡Y me la aguanté! ¡Con los labios apretados, para no gritar! Ernesto me besó en la boca, muy dulce…, y nos quedamos quietitos… Después sin dejar de besarme me levantó despacito… y me bajó…, me levantó y bajó… varias veces… ¡y me olvidé del dolor! ¡Lo lindo que es sentirlo adentro, rosándote! Así estuvimos como diez minutos… creo…, más o menos. ¡Y volví a hacerme pis! ¡Y al mismo tiempo sentí algo tibio que me metía adentro de la chucha…! ¡Qué rico! ¡Me puse a llorar! Me besó en toda la cara, los ojos, la nariz, las mejillas… ¡Le pedí perdón! Me dijo que no tenía que pedir perdón, que era lindo lo que había pasado. Y me dijo que lo que había pasado es que nos había gustado tanto…, que por eso nos habíamos mojados. ¡Fue tan lindo! Luego me levantó, me la sacó y me limpio con el papel higiénico que tenía al lado. Me preguntó si quería limpiarle el pito. Yo iba a agarrar papel…, pero él me pidió que lo limpiara con la boca. Me agaché… y se lo limpié con la lengua… ¡Riquísimo! Y eso fue todo. Enseguida volvió mi mamá…, pero nosotros hicimos que me estaba enseñando algo de la escuela…” Mi compañera estaba contentísima, ...