VAMOS AL CAMPITO - Relatos Eróticos

VAMOS AL CAMPITO

... forastero, que tan poco abundan… Pero… cada vez más, cuando una probaba tu… cariño…, estaban más entusiasmadas. Me lo decían cada vez que hablábamos: “no podés dejarlo pasar. Venite al pueblo, te lo presento”. Pero yo, estúpida, seguía dudando…
-El estúpido fui yo por no venir hace seis meses…
-¡No me conocías!
-Pero igual me hubieran dicho que venga a esta chacra. Seguro… Pero… bueno, no hay remedio…
-A vos no te falta nada… ¡Jajaja! No sólo se la metés a las mamás… ¡a las nenas también!
-¡Pará, pará! ¡Con todas lo pidieron las madres! Ellas quisieron que las desvirgara, y a las más grandes la mandaron a “estudiar”, para conocerme y tener alguna manera de engancharme.
-¡Jajaja! Lo sé. Me lo dijo Lorena. ¡Jajaja! ¡No te perdés nada! Lástima no saber que vendrías. Le hubiera dicho a mi hija…
-¿Es Virgen? 
-¡No! Pero estoy segura que le hubiera gustado. Tiene 17 y bastante experiencia. Le enseñé desde chiquita, para que no la agarraran desprevenida en el secundario. Y aprendió bien. Por lo menos, que yo sepa, hasta ahora no quedó embarazada…
-¡Jajaja! Bueno…, algún día la conoceré.
-Espero que si… - ¡Otra mamá que quiere que me coja a la hija!
	Ya me sentía en buen estado. Las bolas suficientemente inquietas para escupir semen.
-¿Hacemos una cucharita?
-Dale papi. Si, como quieras…
-¿Tenés la colita preparada?
-Claro. Cuando te fuiste a dormir aproveché. ¡Jajaja! Me contaron que te gusta mucho. ¡No lo iba a dejar pasar! Las chicas quedaron encantadas como la das ...

... por atrás. ¡Y a mí también me gusta!
	Se puso de costado, levantando la pierna. El culo quedó perfectamente expuesto. Con una de mis manos dirigí la pija al arrugado hoyito, con la otra la tomé de la cintura. Hortensia se levantó el cachete superior, para facilitarme la tarea. Está muy bien dilatada y lubricada. El glande entró sin dificultad. Fui empujando. Ella mantenía firme el culo, bien aferrada a la cama. Yo entraba despacio, pero seguro. Le pasé un brazo bajo el torso y le tomé una teta. Con el otro, el de arriba, le amasé la otra. Bien firme llegué hasta el fondo…
-¡Aaaahhh! ¡Aaaahh! ¡Sssíííí! ¡Papitoooo! ¡Qué ricooo! – Hortensia sostenía la pierna en alto, giró la cabeza y nos besamos. Con la otra mano se acariciaba la concha.
-¿Estás bien mi amor? ¿Tenés alguna molestia?
-No, no, para nada. ¡Estoy inmensamente feliz! ¡Lo hacés tan lindo! – Se nota la gran experiencia de Hortensia. En el pueblo no querría quemarse, pero sin duda, tanto en la ciudad, como en las otras chacras, tendría su corte de adoradores. - El placer de tenerte dentro es total. ¡No quiero que me la saqués nunca! 
-¡Jajaja! ¡Si eso fuera posible!
-Si papito. Voy a ir a tu casa, en la capital. ¡No te puedo perder! ¡Nunca!
	Yo bombeaba despacito. Ella me acompañaba con sus caderas. El ritmo es intenso y parejo. Hortensia gime, suspira, respira profundamente…, como si tuviera mi pija en las tripas…
-¡Ooohhh Dios! ¡Qué lindooo! ¡Si, si, papito! ¡Bien fuerte! ¡Dame duro! ¡Me muero de placer! - Se ...