VAMOS AL CAMPITO - Relatos Eróticos

VAMOS AL CAMPITO

... total! ¡SÍÍÍÍ! ¡Conocí el paraíso! ¡Me llevaste hasta él!
	Giró hacia mí. Me tomó el rostro con ambas manos y estuvo varios minutos besándome, con cabello y todo. Cerré la boca. ¡No tenía la menor idea que decir! 
-¿Sabés Dani? Me pasó algo único. Yo gozaba con tus penetraciones, en la conchita y en el culo. Me gusta mucho, muchísimo como deslizabas la pija con suavidad dentro de mis conductos, sentía un terciopelo en mi recto y en la vulva. Gozaba al máximo el coito con un único hombre que tiene la magia de dar el máximo placer. Pero nunca, nunca… ¡te lo juro, te lo juro por mi hija! nunca me sucedió… Cuando me besaste los muslos sentí como si hubiera puesto los dedos en el enchufe. Perdí el control. Dejé de ser una mujer gozosa y me convertí en un diablo, o una diabla… Llegué, si, llegué al paraíso. Es contradictorio, pero es así. No me di cuenta que hacía. Te la agarré, pero no para hacerte daño. Quería tenerte en mi boca, toda, toda, besarte como nunca. Solo pensé en mi placer… ¡era el paraíso, si, si! Hasta que no descargaste tu semen en mi garganta, no volví a la realidad. ¡Dios! ¡Casi te lastimo! ¡Qué bestia! ¡Perdoname por favor!
Yo seguía sin saber que decir. La abracé y la besé en los labios, suave, muy suave.
-¡Sos única! ¡Única…, unicaaaa! - Y la apreté fuerte contra mí. 
No hablamos más. Quedamos así un largo rato. Ni idea del tiempo.
De pronto noté que el sol había bajado
-¡Mamita! ¡Se acabó! ¡Por desgracia, se acabó! – Casi media hora tratando de convencerla de tengo que irme. ¡Lágrimas y besos! ¡La más detal combinación para que un hombre afloje! 
Me costó…, pero me fui…