D O Ñ A S O L E (3)
Fecha: 01/12/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... mis “hambres” buscaron nuevo sustento en sus piernas hasta rebasar las rodillas, una primero, la otra a continuación, para seguidamente ir degustando sus muslos, cara externa y, muy especialmente, la interna, para lo cual le levantaba la falda del vestido en lo que resultaba necesario. Aquí intervino Sole • Espera ansioso; espera A continuación procedió a sacarse por los hombros, uno tras otro los tirantes del vestido, haciéndoles deslizarse a lo largo de los brazos. Luego, se bajó cuanto pudo y la cosa dio de sí, la parte superior del vestido para, finalmente, alzar su culito al tiempo que me pedía • Anda cariño; tira del vestido; sácamelo por los pies… Así lo hice y, al no llevar encima más prenda que el propio vestido, quedó ante mi vista ese cuerpo que me embrujaba. Desde ese momento, seguí saciando mi sed de su piel de diosa, con parada y fonda, primero, en su “prenda dorada”, insistiendo en el puntual alojamiento hasta que logré prodigarle el primero de los orgasmos que aquella tarde, prolongada por casi toda la noche, le ofrendé… Y, en segundo lugar, en esos búcaros repletos de sabrosa miel que eran sus adorados senos, donde me entretuve lo suficiente para que, retorciéndose en espasmos de infinito placer, disfrutara del segundo orgasmo de la jornada… Y es que, bien sabía, que el tal vez más importante punto de su femenina anatomía, erógenamente entendido, eran, precisamente, sus senos… Y, muy especialísimamente, sus pezones… Jocosamente, y hablándome de ello, me ...
... decía que, cuando su hijo Pablo, de bebé, se le amorraba mamando, me decía ¡Y no veas las veces que el cabroncete del nene hacía que me corriera mientras mamaba de mis pezones! Y así, llegó el momento de la verdad, cuando me alojé entre sus más que abiertos muslos, dispuesto a rematar la faena, la mar de toreramente, “entrando a matar” con toda bravura y valentía. Ella entonces, como habitualmente hacía en según qué época de su femenino ciclo mensual, se volvió a la mesilla de noche y sacó el estuchito donde guardaba su diafragma anti-baby. Entonces yo, con toda suavidad, se lo quité de la mano • Cariño, que estoy en mis días… Será peligroso que lo hagamos… • Hacerlo hoy, y así, será maravilloso… • ¿Quieres que?. • Que me des un hijito… Un fruto de cuánto nos queremos… Sole se me abrazó como nunca hasta entonces lo hiciera… Casi lloraba la pobre • Sí mi amor… Claro que sí… Préñame…embarázame Nos besamos como tampoco nunca nos habíamos besado… Con cariño, amor inmensos… Luego, ella, mi mujer a todas luces ya, aunque, por las leyes del momento, no pudiéramos acreditar tal hecho con documentos legales, me abrió sus piernas, sus muslos a la par que elevaba la pelvis para así facilitar al máximo el libre acceso a su más femenina intimidad, abierta ante mí como flor a la primavera • ¡Métemela mi amor!. ¡Métemela hondo…muy, muy hondo!… Lo hice, tal y como ella me pedía… Cuando Sole se sintió totalmente llena, cuando notó cómo mi virilidad se estrellaba contra el cuello de su matriz, ...