Las consecuencias de un lamentable descuida - Relatos Eróticos

Las consecuencias de un lamentable descuida

... ofrece la prueba. Estaba muy suave y sabroso, así que decidimos comprar para llevar. Compramos una botella de un litro que fuimos a guardar en la maleta y una garrafa pequeña de 800 mililitros que mi esposa guardó en su bolso para ir tomando. Compramos un refresco de manzana que combinaba muy bien con el mezcal y nos sentamos por ahí a beber un poco para luego ir a comer algo, pero estaba tan sabroso que nos bebimos media garrafa, o sea casi medio litro entre los dos, pero al no estar acostumbrados a beber me sentí ebrio y Elena casi no se podía sostener, así que ya no comimos nada y riendo divertidos mejor nos subimos al autobús a esperar a los demás.
Era casi a la 1 de la tarde cuando Cecilia, la coordinadora del viaje nos dice que ya estábamos llegando al libramiento de Zamora. Bajamos cerca de una población llamada La Rinconada, ahí tomaríamos el transporte público que nos llevaría al centro de Zamora y de ahí irnos a la feria. Bajamos sintiéndonos aún mareados por la bebida pero ya más controlados, aunque en Elena era más visible el mareo. Caminamos hasta donde vimos unas personas esperando el transporte, les pregunté el costo del pasaje y busco mi cartera. ¡Hasta entonces recordé que la había puesto en la maleta y la maleta se había ido en el autobús! Como veníamos dormitando por causa de la bebida olvidé recogerla. Esto ocurrió hace 27 años, así que aún no había teléfonos celulares como ahora así que no había forma de llamar a alguien del autobús. ¿Que podríamos ...

... hacer ahora? Elena se puso muy asustada y me dice-- "¡Mira, ahí hay un sitio de taxis! Diles que nos ayuden a alcanzar el autobús y allá le pagamos".
Había solo dos autos y el chofer de uno se negó rotundamente; el otro más razonable nos preguntó que tanto hacía que se fue el autobús-- "Entre diez y quince minutos" --le dije. Él me dice-- "En quince minutos se avanza mucho, y si se desvía hacia la autopista ya nunca lo alcanzaremos. Además, si una patrulla nos encuentra me va a parar por ir corriendo. Les aconsejo mejor pagar el viaje hasta Morelia y ahí buscan su maleta. Yo los puedo llevar a la central a que tomen otro autobús"
Tuve que decirle la verdad, que no teníamos para pagar el servicio ni tampoco para el pasaje de autobús. Era una persona mayor y parecía sincero, así que le platiqué lo sucedido; él nos dice-- "Si, ya note que vienen algo "alegres" y con aroma a bebida. Es bueno que sepan en la situación en que están, porque por aquí nadie ayuda sin esperar algo a cambio. Yo lo único que puedo hacer es llevarlos al centro de Zamora, a un costado de la presidencia municipal está la secretaría de turismo y ahí trabaja mi hija. Los puedo llevar a ver si ella les consigue boletos de cortesía. Es todo lo que puedo hacer, si se deciden vamos de inmediato porque cierran a las dos".
Obvio que aceptamos, nos llevó sin cobrarnos nada y nos deja en plena plaza de la ciudad, nos indicó donde está la oficina y escribe una nota para su hija-- "Pregunten por Ofelia" --Nos dijo. ...