El hotel - Relatos Eróticos

El hotel

... sentir como me das placer y me deseas. 

Estaba confundida sin ninguna duda más o menos me imaginaba lo que quería aquella caricia íntima que un hombre hace una mujer pero en este caso era yo la que tenía que hacerlo. 

Excitada así mucho pero también asustada porque no sabía si aquello lo iba a hacer bien o si me iba a gustar a mí realizarlo ya que simplemente era el contacto con otra mujer. 

Me puse de cuclillas y deslice la falda hacia el suelo sacándola por sus pies ante mí tenía una braguita que justo tapaba aquel triángulo del amor blanca de raso como había hecho ella me acerqué a su entrepierna y comencé a besar sus singles y aquella braguita a la parque como si fuese un ritual intenté oler y respirar el aroma de aquella zona no olía mal era un olor mezclado con perfume y sexo. 

Margari estaba agitada acariciando sus pechos en los que yo todavía no había puesto ni mis manos ni mi boca mientras ella se los amasaba y pellizcaba abriendo sus piernas para ofrecerme su entrepierla. 

Yo estaba citada sin ninguna duda pero aquella mujer comenzaba a estar más que yo deslicé sus braguitas lentamente mientras miraba como bajaban pude ver cómo un hilillo entre su entrepierna y aquella braguita de el líquido que desprendía su vulva cuando aquellas braguitas salieron por sus tobillos hice el mismo gesto que ya había hecho con las mías sintiendo la humedad de estas en mi cara en mi nariz y mis labios que tímidamente se abrieron para humedecerse en aquel flujo vaginal. ...

... 

Bargari se sentó en el borde de la cama para luego terminar recontándose y enseñando su granja pude ver por primera vez un coño a escasos centímetros de mi cara se veía mojado tenía unos grandes labios vaginales y un clítoris bien desarrollado que estaba desafiante mi boca se pegó completamente aquella zona momento en que mi lengua hizo contacto con aquel calor húmedo sintiendo por primera vez aquel sabor salado de una vulva. 

Continúa escarbando con mi lengua como poseída buscando el interior de aquella vagina recogiendo todo el flujo mientras podía sentir como se convulsionaba aquella mujer y sujetaba mi cabeza contrar su entrepierna fueron varios minutos en los que no separe mi boca de aquel húmedo lugar al tiempo que ella llegó un orgasmo ahogando sus gemidos y sus jadeos. 

Ahora comencé a apoderarme de aquellos labios que colgaban de aquella vulva chupeteándolos alternativamente y estirándolos mientras los bordisqueaba con mis labios mi lengua también seguía escarbando en aquella profundidad al tiempo que me regaló con otro orgasmo volviendo a mojar mi cara como si fuese el tributo de placer. 

Alcé mi cara para mirar la suya y estaba desencajada por el placer pude ver como de sus ojos salían lágrimas momento en el que decidí atrapar su clítoris era como un pequeño pene muy desarrollado y sensible evidentemente mordisqué no solo con mis labios sino con mis dientes sabiendo lo que gusta una mujer hasta que en pocos minutos volví a sentir una bocanada de húmedo ...