El hotel - Relatos Eróticos

El hotel

... nunca lo había hecho. 

Margari un tanto sería me agarró de la cara y me dijo que el día anterior tampoco nunca había comido un coño. Y qué aquello estaba recién lavado. 

Margari se dirigió hacia la cama donde se puso de rodillas abriendo sus nalgas me ofreció aquella visión aquel ano palpitante y comencé a pasar la lengua primero por los alrededores pudiendo ver cómo se abría y se cerraba contrayéndose mi lengua hizo contacto con aquella zona y enseguida empezó a jadear esta mi lengua consiguió abrirse casi camino en aquel esfínter sintiendo como ella llegaba a un orgasmo mientras acariciaba su vulva y yo me comía por primera vez un culo. 

Después de eso mi boca dándome las gracias por aquella caricia íntima me dio la vuelta y allí mismo bajando mis bragas me dijo que aquella prenda ya lo utilizaría más héroes de trabajo. 

Abrió mis nalgas con ambas manos y rebuscó hasta encontrar mi ano donde comenzó aquella caricia tan íntima que yo la había realizado a ella sintiendo como los pliegues de mi esfínter se abrían para recibir aquella lengua caliente y húmeda. 

La mañana transcurrió entre besos y chupadas cada cual más íntima y algún orgasmo fugaz. 

Cuando terminamos le pedí que fuésemos a su habitación ya que me sentía muy caliente. 

Margari: mira chiquita me gustaría que me diese siempre placer y dártelo a ti pero soy tu jefa y tendré que poner un orden a esta situación. 

Me quedé con las ganas no sé por qué rechazó el que fuésemos a su habitación a ...

... la tarde recibí un mensaje en el que me cambiaba de turno y comenzaría a aprender para hacer turnos de noche en los que poco más estaría de guardia para las necesidades de los clientes. 

Esto tenía un incremento de salario así que a mí no me pareció mal y a Jaime tampoco ahora sí que era verdad que teníamos mucho menos tiempo para intimar mi marido yo pero para ambos el dinero también era importante. 

Margari después de instruirme en los trabajos a realizar por las noches me llevo a su habitación. 

Margari: tu marido sabe algo de lo nuestro. 

Yo: no claro que no es algo que tú y yo. 

Margari: y cómo te sientes engañándola. 

Yo: no lo he pensado creo que en realidad al estar con una mujer no me parece engañarlo. 

Margari: y si él se acostase con un hombre te parecería que no te engaña. 

Me quedé durante unos segundos pensándolo no sabía una respuesta sobre aquello así que lo supe que es decir. 

Margari: y si yo te pidiese que te acostases con un hombre. 

Otra pregunta que no sabía que decir ante mi silencio Margari volvió a preguntarme esta vez mientras besaba mis labios. 

Margari: me gustaría poder entregarte un hombre para que te diese placer y ver como tú se lo vas a él. 

Esto mientras besaba mis labios y amasaba mis pechos a la vez que yo tenía mis manos y depositadas por debajo de su falda acariciando sus nalgas al desnudo.


Creo que no quería escuchar aquella frase o por lo menos no contestar aquella pregunta mientras mi boca seguía ...