1. Para mi pengirl


    Fecha: 15/01/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos

    ... untada de semen, al igual que las pantaletas y el olor de éstas.
    
    No aguanté más y empecé a chuparle la vagina, agarrándole las tetas. ¡Mamé y mamé!, a mi mente legó el sabor a puta de mi primera esposa cuando regresaba de ver a su amante (¡otra coincidencia con Saúl!), pero ahora era yo, en mi papel de corneador quien se tragaba el semen del marido. Seguí mamando y, en mi mente, recordando a mi primera esposa... Después de diez minutos o más, deje su panocha y me fui a mamarle las tetas.
    
    —¿Te gustó? ¿Sabe rico mi marido? Preguntó acariciándome el cabello y dejando que, en mi frenesí, le estirará las chiches como se me antojara.
    
    —Ahora mueve el atole y empieza a reponerme la leche que tomaste, mi marido me cogerá riquísimo cuando llegue... Me excité más aún y me la cogí dándole un beso, ¡eyaculé como nunca! y quedé extenuado. Creo que ella tuvo orgasmos desde mis mamadas, pero yo ni me acordé de ver por su satisfacción.
    
    —Con calma, que tenemos mucho tiempo todavía, me dijo pasando sus manos por mi pecho para que se oreara el sudor, después me acarició las piernas, me besó el pecho, el abdomen... Sin dejar de acariciarme lo que alcanzaba de mi cuerpo, me mamó las bolas y el pito. ¡Yo me sentía en el Paraíso! Con mis ojos entrecerrados, me pareció ver a mi exesposa y me sobresalté.
    
    —¿Qué te pasa?, dijo con suavidad en la voz y en el tacto, ¿Te desperté?
    
    Vi su rostro sonriente y más jovial, incluso con mucha menor edad que yo. “Nada”, contesté, “Solamente ...
    ... disfruto del Paraíso que me das, ¡te amo!”, exclamé y comprendí que era cierto lo de que su olor y sabor encadenaban la voluntad.
    
    —Yo también te amo, dijo y me sentí feliz al escuchar sus palabras.
    
    Me chupó el falo con mucha maestría, al tiempo que me daba masaje en los huevos y en el tronco. Se me paró y me montó. Me quise mover y me dijo “No, quédate quieto, yo me moveré ahora”. Acomodó sus grandes tetas sobre mi pecho, con los pezones apuntando hacia mi cara y comenzó a moverse. Sus gritos, orgasmo tras orgasmo, retumbaban en la habitación. Después se sentó y me cabalgó riquísimo apachurrándome los huevos en cada sentón de nalgas. Continuó con sus gritos y sus orgasmos. “¡Qué rica verga papacito!” gritó por última vez y cayó sobre mí. “¡Otro, y otro más!” dijo moviendo sus caderas de un lado a otro para recibir un par de orgasmos “chiquitos”, dijo. “¡Gracias, Eloy, te amo!” escuché antes de que ella durmiera sobre mí con mi miembro erecto y dentro de ella. Sentía un “Tum, tum” en mi pene ¿Era ella o era yo que se me había subido la presión con la altura de la capital? No habiendo más por el momento, también dormí. Desperté cuando ella se acomodó al bajarse de mí y darme la espalda. La besé en el cuello y en la espalda, la abracé acariciando su pecho y se me paró otra vez el pene. Se lo volvía a meter y ella dijo “Rico”, pero siguió descansando.
    
    Cuando despertó me dio un beso en la nariz y se levantó por el ramillete que se empezaba a marchitar. Lo llevó a la cama, lo ...
«12...6789»