1. Vanko y Elián, sexo salvaje


    Fecha: 13/08/2017, Categorías: Hetero Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... erección al máximo las dos. Como si fuera algo natural, me masturbé nervioso y tardaba mucho, entonces Vanko me ayudó masturbando mi verga, y luego se puso de rodillas para mamar mi polla. Le tomé de sus sobacos para que se levantara, pero no quiso y, al rato de producirme mucho placer, me hizo eyacular y se tragó toda mi leche. No sabía yo qué hacer en ese momento. Se levantó, me besó y resucité dándole lengua y degustando mi lefa. Tras el beso me puse de rodillas y me comí su polla, pasando la lengua por el frenillo y la corona del grande. No tardó en eyacular, igualmente tragué su lefa. Me levanté, me abrazó y nos besamos largo, tanto que resucitaron nuestras pollas y, siendo ya tarde, nos masturbamos los dos bajo el agua. Fue como el sello de nuestro enamoramiento. Pero el desayuno fue en silencio, nos sentíamos los dos culpables, como si yo me hubiera aprovechado del pobre y él de mi confianza. No nos miramos en todo el desayuno. Salí a mi trabajo y se quedó en casa, ni nos despedimos. Mi día fue duro de trabajo y preveía que acabaría hacia las tres. Lo llamé para decirle que no podría ir a comer a las dos a causa del trabajo y me dijo:
    
    — Pues yo tampoco comeré.
    
    Entonces le dije que se viniera a mi oficina que iríamos a comer por algún lugar. Aceptó con voz más alegre. Desde ese día, aunque era oficialmente mi empleado, dejó de serlo realmente para convertirse en mi amante. Ya habían transcurrido cuatro mese que dormíamos en la misma cama y yo no me resistía a ...
    ... tener un cuerpo desnudo al lado de modo inútil, así que cada día teníamos alguna experiencia, empezamos con tocamientos, luego los besos incontenibles, los tocamientos lascivos, cuando llegó el tiempo de las mamadas ya valía todo y me pidió que se la metiera. Me resistí algunos días, pero sucumbí. Por fin escuché su voz natural gritando de placer. Nos convertimos en indispensables el uno para el otro. Yo lo necesitaba y él me necesitaba. Yo necesitaba un chico que supiera amar, humilde, sencillo y cariñoso, con ganas de trabajar y divertirse, muy amoroso y sin complejos. Eso lo descubrí en Vanko. Él necesitaba un amigo, que comprendiera su situación, que lo amara sin condiciones y le asegurara una vida pacífica, tranquila y sin traiciones —son palabras suyas—, y lo amé. Nos amamos, nos vemos el uno para el otro, sin mutuos aprovechamientos, pero todo muy aprovechable.
    
    Mis padres solo me preguntaban cómo se portaba y solo les expliqué que cumplía con su deber y que era tranquilo, sincero y trabajador. Mi padre se pasó por mi casa para hablar conmigo y, como yo no estaba, Vanko lo atendió admirablemente. Hasta mi padre sintió cariño por él. Mi madre me llamó para decirme que me esperaba el domingo, es decir, el sábado tarde y domingo, y le dije que no podría ir porque era el cumpleaños de Vanko, que cumplía 20 y me parecía que debía estar acompañándolo porque no tenía otra familia que lo hiciera. Mi madre entendió de momento. A la hora me estaba llamando mi padre para que el ...
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