1. Vanko y Elián, sexo salvaje


    Fecha: 13/08/2017, Categorías: Hetero Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... contestó.
    
    — Es lo mismo que me enseñó mamá a mí, dije mirando a mi madre.
    
    — Me lo imaginaba, lo musitas siempre y yo lo decía sin pronunciar para no molestar, pero me gustaba oírte…, añadió Vanko.
    
    Como cada domingo, después del desayuno tocaba arreglarse y ponerse guapos, pero ese domingo era cumpleaños de Vanko y al salir a la sala estaba mi padre esperándonos, sentado en el sofá. Al ver que entrábamos al salón, se levantó, felicitó a Vanko, lo felicitamos también mamá y yo y mi padre le dio un obsequio en nombre de todos. Vanko lo desenvolvió muy nervioso y había, a su vez, dos paquetes dentro, uno grueso y otro delgado, desenvolvió el grueso y amaneció un iPhone; desenvolvió el estrecho y apareció un AppleWatch. Se puso feliz, se dirigió a mi padre y lo besó como besaría un hijo a su padre, besó a mi madre y me besó a mí, fue la primera vez que le metí la lengua en la boca y se paseó la suya en mi boca. Nos pusimos los cuatro felices. Vanko y yo nos fuimos a la habitación, le dije que los pusiera a cargar para usarlos enseguida y que sincronizara el Watch con el iPhone. Salimos para estar con los viejos conversando hasta poco antes de las 11:30 que nos vestimos elegantes. Acompañamos a mi madre a la Iglesia y luego fuimos a buscar a mi padre y a comer.
    
    Como hacía yo siempre, hacia las 6 de la tarde, regresamos a casa, nos pusimos cómodos con short y sin camisa, tomamos una pequeña colación, nos sentamos ante el televisor.
    
    — Se supone que nuestro compromiso ...
    ... va en serio…, dijo Vanko.
    
    — Por mi parte, sí, contesté
    
    — Por la mía también. Entonces… ¿hoy follamos en serio?, preguntó.
    
    — ¿No ha sido siempre en serio?
    
    — No, porque lo hacíamos una vez y luego a dormir, ¿podemos follar ya hasta el amanecer?, preguntó.
    
    — ¿Estás cansado?
    
    — ¡No!, dijo tajante y secamente.
    
    — Pues follamos hasta cansarnos, respondí
    
    Me levanté, me quité el short, hizo como yo y sobre el sofá iniciamos nuestro más esplendoroso beso. No nos habíamos lavado la boca y se notaban todos los ricos sabores de la comida en nuestra boca. Dejé su boca y me puse beso a beso a recorrer centímetro a centímetro su cuello, su hombro, su peludo sobaco, por el pectoral me fui a besar y morder su pezón, luego el otro y después recorrí por el esternón hasta el ombligo que llené de mis babas de tanto chuparlo y besarlo. Vanko iba besando mi cuello por detrás y, conforme yo iba descendiendo lentamente por su cuerpo, él besaba cada una de mis vértebras, no dejó ninguna por besar, produciéndome un inmenso placer al sentir el suave contacto de sus labios en todos mis huesos de la columna. Cómo fue…, ni me acuerdo, pero nos quedamos en un 69 estando yo besando su región púbica llena de pelos y el me besaba iterativamente el sacro como si buscara sus orificios y finalmente se puso a besar el coxis, a comerlo hasta que bajó a mi ano y lo lamió, lo lamió y lo lamió como si quisiera comérselo y succionaba, hasta que metió su lengua empujando hacia adentro. Justo era ...