1. Desbordada: Confesiones de una sesentona indomable


    Fecha: 13/09/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Lucas 2304, Fuente: TodoRelatos

    ... nuestros pasos nos llevan naturalmente hacia la Plaza de la Virgen. Nos sentamos en una terraza y pedimos vino.
    
    —Por las exposiciones terribles y la buena compañía —brinda Ximo, levantando su copa.
    
    —Por atreverse a decir la verdad —respondo, chocando suavemente mi copa con la suya.
    
    El vino, la noche, la sensación de complicidad... todo contribuye a crear una atmósfera de intimidad que hace que las palabras fluyan con naturalidad. Le hablo de mis años como profesora, de mis hijas, de mis sueños de juventud. Él me cuenta sobre su matrimonio fallido, sobre cómo descubrió que su pasión eran los mecanismos precisos, sobre la libertad y la soledad de empezar de nuevo.
    
    —A veces me pregunto si me divorcié por el estudio o me separé del estudio por el divorcio —reflexiona, haciendo girar el vino en su copa—. Todo estaba tan entrelazado... El caso es que un día me desperté y me di cuenta de que no reconocía mi vida.
    
    —Entiendo esa sensación —admito, sorprendiéndome a mí misma por la honestidad—. A veces me miro en el espejo y me pregunto cuándo se convirtió mi vida en esta... rutina.
    
    —¿Amas a tu marido? —pregunta de repente, y la pregunta, aunque invasiva, me paraliza.
    
    No respondo inmediatamente. Mis dedos juguetean con la servilleta, doblándola en pequeños pliegues cada vez más apretados. ¿Cómo explicar algo que ni yo misma he terminado de procesar?
    
    —Yo... —comienzo, pero las palabras se atascan. Siento un nudo en la garganta que no esperaba.
    
    Ximo cubre ...
    ... mi mano con la suya, un gesto simple pero reconfortante. Sus ojos no exigen, solo acompañan.
    
    —No tienes que responder si no quieres —dice con suavidad—. Me he excedido.
    
    —No, no es eso —logro articular finalmente—. Es que nadie me lo había preguntado en... décadas. Ni siquiera yo misma.
    
    Tomo un sorbo de vino, buscando coraje en el líquido rubí.
    
    —Una vez amé al hombre que era —respondo al fin, las palabras saliendo lentamente—. Y supongo que, en cierta manera, sigo queriendo a la persona que aún debe esconderse bajo capas de costumbre y resignación. Pero ese amor... cambió. —Hago una pausa, buscando la imagen adecuada—. Se transformó en algo más parecido al cariño que se tiene a un viejo mueble familiar.
    
    —¿Y eso te basta? —pregunta con genuina curiosidad.
    
    La pregunta queda suspendida entre nosotros, y de pronto, siento que el peso que llevaba dentro se aligera al haberlo expresado en voz alta. Una pequeña sonrisa asoma a mis labios.
    
    —Bueno, digamos que después de cuarenta años, he descubierto que también me gustan los muebles nuevos —añado con un destello de picardía—. Especialmente si saben cómo... restaurar piezas antiguas.
    
    Ximo suelta una carcajada, sorprendido por mi repentino cambio de tono. La tensión se disipa, y nos encontramos riendo juntos, cómplices en este momento de honestidad compartida.
    
    —En mi experiencia profesional —responde, siguiendo mi metáfora con ojos brillantes—, a veces las piezas más antiguas son las que mejor responden al ...
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