1. Desbordada: Confesiones de una sesentona indomable


    Fecha: 13/09/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Lucas 2304, Fuente: TodoRelatos

    ... acordados, recostada contra el muro de un edificio cercano, siento una punzada de tristeza que me sorprende por su intensidad. No es arrepentimiento, no es culpa, es más bien una melancolía por todo lo que podría haber sido en otra vida, en otro tiempo, si nos hubiéramos encontrado antes.
    
    Cuando el tiempo pasa, camino hacia el edificio desde la dirección opuesta, interpretando mi papel en esta pequeña obra de teatro urbana. Miro hacia arriba, preparándome para ver la silueta de Quique en el balcón, quizás con un cigarrillo encendido como un pequeño faro acusador en la noche. Pero el balcón está vacío, las luces del apartamento apagadas.
    
    Respiro aliviada mientras introduzco la llave en el portal. El vestíbulo está a oscuras, solo iluminado por la tenue luz de emergencia. Cuando la puerta se cierra tras de mí, una sombra se mueve en el rincón más oscuro. El corazón me da un vuelco hasta que reconozco su perfil.
    
    —¿Ximo? —susurro, sorprendida—. ¿Qué haces aquí?
    
    Se acerca en dos pasos, y antes de que pueda decir nada más, sus labios encuentran los míos en la penumbra. Su brazo rodea mi cintura con decisión, atrayéndome hacia él con una fuerza contenida que me sorprende y me excita a partes iguales. Mi cuerpo responde instintivamente, amoldándose al suyo como si reconociera un lugar al que pertenece.
    
    No es un beso tímido ni contenido como los anteriores. Es un beso hambriento, urgente. Sus labios, más firmes que los de Quique, más exigentes, se mueven sobre los ...
    ... míos con una determinación que me desarma. Cuando su lengua busca la mía, siento un vértigo casi adolescente. Es extraño y electrizante sentir una lengua diferente después de cuarenta años de monotonía. La de Ximo explora mi boca con curiosidad, con reverencia, como si cada rincón fuera un territorio fascinante por descubrir.
    
    Su aliento, ligeramente especiado por el vino que compartimos en la cena, se mezcla con el mío. Percibo el aroma de su colonia, un olor a madera y cítricos que ya asocio irremediablemente con él. Sus manos, esas manos hábiles que restauran mecanismos delicados, recorren mi espalda con precisión, despertando sensaciones que creía olvidadas o, peor aún, extintas.
    
    Me sorprendo al notar la solidez de su cuerpo contra el mío. Es diferente al de Quique: más firme, con una tensión muscular que habla de ejercicio regular y cuidado personal. Siento el calor que emana de él atravesando las capas de ropa, encendiendo pequeñas hogueras en cada punto de contacto. Su pecho contra mis senos, sus muslos contra los míos, la inconfundible evidencia de su deseo presionando contra mi vientre.
    
    Hay algo profundamente liberador en este abrazo clandestino. En la oscuridad del portal, entre sus brazos, soy simplemente una mujer deseada, no una esposa, no una madre, no una abuela, no una jubilada. Soy puro instinto y sensación, y la conciencia de esta libertad me marea más que el beso mismo.
    
    Cuando nos separamos, ambos respiramos agitadamente, como si hubiéramos corrido ...
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