Desbordada: Confesiones de una sesentona indomable
Fecha: 13/09/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Lucas 2304, Fuente: TodoRelatos
... vuelta y regresar a la seguridad de lo conocido?
Mientras dudo, la puerta se abre y allí está él, en ropa deportiva, aparentemente saliendo a correr. Su rostro se ilumina al verme, con una mezcla de sorpresa y alegría que me calienta por dentro.
—Pepa —dice mi nombre como si fuera algo precioso.
—Bon dia! —respondo, súbitamente consciente de mi aspecto mañanero, sin maquillaje y con ropa cómoda—. Estaba paseando a Nelo y...
—Me alegro de que pasaras por aquí —me interrumpe, agachándose para saludar a Nelo, que lo recibe con entusiasmo—. Iba a correr, pero prefiero mil veces desayunar contigo. ¿Te apetece subir?
La invitación es tentadora, pero algo me detiene.
—¿Podríamos caminar? —sugiero—. Hace un día precioso.
Ximo asiente, entendiendo sin necesidad de más explicaciones que necesito espacio, aire, movimiento para procesar lo que está ocurriendo.
Caminamos en dirección al río, ese antiguo cauce transformado en parque que serpentea por la ciudad como una cicatriz verde. Nelo va delante, feliz de tener dos humanos pendientes de él en lugar de uno.
—¿Estás bien? —pregunta Ximo cuando llevamos un rato en silencio—. ¿Te arrepientes de...?
—No —lo interrumpo con firmeza—. No me arrepiento. Fue... maravilloso.
—Entonces, ¿qué ocurre?
La pregunta, tan directa, tan limpia de artificios, me desarma. ¿Cómo explicarle lo que ni yo misma termino de entender?
—Quique me llevó a cenar anoche —digo finalmente—. Por primera vez en años, hizo un ...
... esfuerzo. Me habló de... de reconstruir lo nuestro.
Ximo asiente lentamente, procesando la información. No hay enfado en su expresión, solo una comprensión que me conmueve.
—Entiendo —dice finalmente—. Cuarenta años juntos no se borran fácilmente.
—No es tan simple —intento explicar—. No se trata solo de los años compartidos, sino de... no sé, de la vida que construimos. Los recuerdos. Las hijas. Los nietos.
—¿Lo amas? —pregunta, y la pregunta es un eco de la que él me hizo días atrás.
—Una parte de mí siempre lo amará —respondo con honestidad—. Pero no sé si eso es suficiente. No sé si el amor que queda es el tipo de amor que necesito ahora.
Nos detenemos frente al agua. La luz del sol temprano juega sobre la superficie, creando destellos cambiantes.
—¿Y qué necesitas ahora, Pepa? —Su voz es suave, sin presión, sin exigencias.
La pregunta me golpea con la fuerza de su simplicidad. ¿Qué necesito realmente?
—Necesito sentirme viva —respondo finalmente—. Necesito saber que aún soy yo, no solo una esposa, una madre, una abuela, una jubilada. Necesito... espacio para descubrir quién soy ahora.
Ximo toma mi mano, un gesto simple pero lleno de significado.
—No puedo prometerte soluciones —dice—. No puedo decirte qué camino tomar. Pero puedo prometerte que, si decides explorar esto que hay entre nosotros, lo haré con respeto. Sin presiones. Sin expectativas predefinidas.
Sus palabras me conmueven profundamente. No es la promesa de un futuro juntos, ni la ...