Dominio Interno (3)
Fecha: 13/09/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Z Tales, Fuente: TodoRelatos
... de su miembro blando. Empieza a chuparlo con lentitud, recorriéndolo con la lengua, sintiendo cómo crece y se endurece en su boca. Echo no deja de mirarla, ni de mirar de reojo a Enzo, forzándole a presenciar cada segundo. Kaela solo tiene ojos para el miembro cada vez más duro que lame con completa dedicación.
—Así… —susurra, con un tono que es mitad orden, mitad caricia—. Lo has querido desde hace mucho, ¿verdad? Un hombre que te trate así, y que él lo vea. Que sepa lo que tu necesitas y no puede darte.
Kaela gime con la boca llena, sin dejar de moverse, mientras Echo guía su cabeza con las manos, marcando el ritmo. Él respira hondo, disfrutando de la presión, del calor húmedo de su boca.
Echo la agarra y empieza a guiar su cabeza con un ritmo firme. Las embestidas se vuelven más profundas, más rápidas. El calor espeso inunda su boca de golpe, tanto que siente que no puede tragarlo todo. Es demasiado, más de lo que jamás ha experimentado, pero no cesa. El líquido le sube por la boca, amenazando con escaparse por las comisuras, pero Echo no la deja apartarse ni un milímetro. Parece interminable, como si fuera a ahogarla. Ella traga una y otra vez, sintiendo cómo el estómago se le llena, hasta que por fin, exhausta y con las lágrimas corriendo por sus mejillas, puede respirar y darse cuenta de que no ha quedado ni una gota.
—Míralo, Enzo —murmura con un tono venenoso—. Tú no podrías ni soñar con llenarle la boca así. No con esa cosa diminuta que tienes entre ...
... las piernas.
Echo mueve la cabeza de Kaela, hasta que sus ojos se cruzan con los de Enzo. Tiene los ojos vidriosos y el maquillaje corrido, una imagen que Enzo no podrá olvidar.
—No tienes fuerza, no tienes tamaño, no tienes control —continúa Echo, mirándole directamente—. Y por eso, ella está aquí, con la boca llena de mí, mientras tú… solo miras.
Enzo parpadea una y otra vez, como si con eso pudiera borrar lo que acaba siente. El calor en sus mejillas es puro ardor, y no sabe si es rabia, vergüenza… o las dos cosas a la vez. Intenta moverse, tensando músculos que no responden, pero el cuerpo le ignora. Un sudor frío le recorre la espalda.
Esto no puede ser real, se dice. Es una pesadilla, un sueño húmedo enfermo que su mente ha fabricado. Sí, eso tiene que ser. Si consigue despertar, todo esto desaparecerá.
Pero cuando Kaela se recoloca en la cama y se ofrece sumisa al hombre de nuevo, Enzo siente algo que lo descoloca. Una presión brutal. Su polla está tan dura que hasta le duele, palpitando sin control. Clamando por unas manos que la estimulen.
¿Por qué? —se pregunta.
No hay respuesta lógica. Una parte de él quiere gritarle que pare, que no vuelva, que no la toque. Otra, más silenciosa y traidora, se queda ahí, fija en su esposa cubierta de fluidos de otro, sintiendo cómo la excitación crece.
¿Es suyo ese deseo? ¿O la cámara, o el sistema, o lo que sea que lo retiene, está metiéndole algo en la cabeza? La duda lo golpea más fuerte que la vergüenza. ...