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Mamá, ¿por qué estás desnuda? (6)
Fecha: 24/09/2025, Categorías: Incesto Autor: PerseoRelatos, Fuente: TodoRelatos
... ardía en un mapa de nervios que no entendía. Mamá cerró la puerta y apoyó la espalda en ella, como si así pudiera evitar que el mundo entero se colara en ese instante. Se quedó un momento en silencio, respirando fuerte, con el cuerpo todavía envuelto en la toalla, apretada con ambas manos a la altura del pecho. La tela blanca resaltaba el color tostado de su piel y, en el escote improvisado, sus pechos parecían dos ideas a punto de desbordarse. Me miró. La mirada era de esas que no admiten respuesta: una mezcla de madre y mujer, de risa nerviosa y de algo cercano a la pena, pero también de deseo. —¿Te sientes bien? —preguntó, y la voz le tembló apenas. —Sí —respondí, aunque no tenía ni la menor idea de si era cierto. Ella se acercó, pero no se sentó de inmediato. —Perdón, es que... —hizo un gesto señalando su propio cuerpo— estoy muriéndome de nervios. Por un segundo pensé en decirle que lo olvidáramos, que el tiempo juntos era la única recompensa que necesitaba. Pero era mentira. No quería parar nada. —No pasa nada —dije—. Yo también. Mamá soltó una risa breve, un estallido de alivio; luego, sin más, dejó caer la toalla al suelo. Su cuerpo tembló. No de frío, sino de algo más parecido al miedo y, paradójicamente, a la valentía. Me sorprendió lo fácil que era mirarla desnuda; lo bello que era, y también lo familiar, aunque fuera la primera vez que la veía así con luz de día y sin el intermedio de la ropa mojada o la penumbra. No hizo ningún show ...
... de su desnudez. Simplemente se sentó a mi lado y respiró un par de veces, largo, profundo. Podía oír la sangre correrle por las venas. O tal vez era la mía. —¿Te acuerdas lo que dijimos ayer? —preguntó, y le costó mirarme a los ojos. Asentí. —¿Sigues queriendo? No respondí con palabras, sólo tiré la toalla y me quedé como dios me trajo al mundo, o al menos como la genética de mamá y papá me ensambló. Mi pene, duro y tembloroso, apuntaba hacia su muslo. Mamá lo miró, se le escapó una sonrisa, y luego me empujó suavemente hacia atrás, haciéndome recostar en la cama. Me acomodé, torpe, con las manos a los lados y la cabeza apoyada en el respaldo. El aire se espesó. Podía sentir el calor de su cuerpo acercándose, y con cada centímetro la piel parecía querer saltárseme del cuerpo. Mamá se subió a la cama, se arrodilló a mi lado, y con un movimiento lento, casi reverente, tomó mi pene entre los dedos. Su tacto era tibio, suave, de una gentileza que me desarmó por completo. No hubo palabras. Sólo un par de segundos donde las dudas se desmoronaron. Mamá me miró una última vez, con una especie de ternura feroz, y luego, sin más, se inclinó y se metió mi verga en la boca. El primer contacto de sus labios con mi glande me hizo gemir en voz alta; un sonido animal, vergonzoso, que rebotó en las paredes del cuarto. La técnica era simple: no había ni juegos, ni rodeos, ni esa parsimonia de videos porno. Mamá sólo se concentró en engullir mi pene lo más que podía, ...