1. El día que me senté en la primera fila


    Fecha: 01/10/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: SraFernanda, Fuente: TodoRelatos

    ... resbalando por las sienes.
    
    El maestro se sentó junto a él, apoyando los codos sobre las rodillas mientras observaba a los demás chicos correr alrededor del campo.
    
    —Te ves agotado, Leo. A tu edad uno debería estar rebotando con energía. ¿Estás seguro de que es solo por falta de sueño? —bromeó, dándole un leve codazo amistoso.
    
    Leo lo miró de reojo, con una sonrisa apenas perceptible.
    
    —Quizá no fue solo eso... —murmuró, como para sí mismo, pero lo bastante alto como para que se oyera.
    
    El maestro rió, agitando la cabeza.
    
    —Bueno, lo que sea, tienes que cuidar tu cuerpo. El cansancio acumulado siempre pasa factura. Créeme, a los cuarenta ya nada se recupera igual.
    
    Leo asintió, pero su mente no estaba ahí. Mientras el hombre hablaba con ese tono relajado y paternal, Leo no podía evitar pensar en lo irónico de la situación: estaba sentado junto al esposo de Laura, Andrés, el hombre que todos consideraban afable, divertido, el típico maestro que conectaba con los alumnos... y que sin saberlo compartía cama con una mujer que, apenas unas horas antes, había sido poseída sin piedad sobre un escritorio.
    
    Leo recordaba el aroma salado de su piel, los gemidos que escapaban de su garganta mientras él la embestía, las marcas que sus uñas dejaron en su espalda. Recordaba cómo se le abrió como una flor, húmeda y caliente, cómo lo recibió con una avidez salvaje, rogando por cada centímetro. Y ahora ahí estaba él, bebiendo agua junto a Andrés, quien le hablaba con ...
    ... amabilidad, sin imaginar que tal vez, dentro del vientre de su esposa, latía ya una semilla ajena.
    
    Y como si el destino jugara con él, también le vinieron a la mente los rumores en la escuela: que Andrés y Laura llevaban años intentando tener hijos sin éxito. Que lo habían intentado todo, sin resultados. ¿Y si, sin planearlo, él había sido el detonante de lo que Andrés no pudo lograr?
    
    —Gracias, profe —dijo, tragando saliva con una mezcla de culpa y arrogancia—. Lo tendré en cuenta.
    
    Y no podía evitar sonreír, con los labios aún húmedos por el recuerdo de sus pezones en su boca. evitar sonreír, con los labios aún húmedos por el recuerdo de sus pezones en su boca.
    
    —Por cierto, ¿cómo te va en la clase de mi esposa? —preguntó Andrés de pronto, mirándolo de reojo con una sonrisa—. Ya sabes que es bastante estricta...
    
    Leo tragó saliva, sintiendo cómo le palpitaba la entrepierna con tan solo oírla mencionada. Se llevó la botella a los labios para disimular, pero no dijo nada de inmediato. En su cabeza, la imagen era nítida: Laura, sin los leggins, las manos aferradas al borde del escritorio mientras él la tomaba desde atrás. Sus jadeos contra la pizarra, su voz entrecortada por los gemidos, la forma en que su culo se sacudía con cada embestida...
    
    —Sí... es exigente —logró decir al fin, forzando un tono neutral—. Pero aprendo mucho con ella.
    
    Andrés asintió, sin notar el temblor leve en la mandíbula de Leo, que luchaba por mantener la compostura. Porque en su mente, Laura ...