Mi hermana novicia y mi tía monja - Relatos Eróticos

Mi hermana novicia y mi tía monja

... lista de contactos al otro y por supuesto mi número. Cuando llegue de nuevo a la peluquería, ya estaban terminando y nada más salir Eva me pidió que nos fuésemos cuanto antes a buscar el coche y que volviésemos a la casa. Así lo hicimos y nada más poner en marcha el vehículo, se quitó la toca y me dijo que no quería que su peinado se estropease, y por eso las prisas, y Salome riendo me dijo:

-Yo ya le he dicho que fuese sin la toca, que la podía haber metido en la bolsa en la que llevo mis hábitos, pero no se ha atrevido a contravenir las normas de la congregación. Y yo sigo creyendo que debería dejar el convento, a ver si entre los dos la convencemos.

-Pues ya me dirás que hay que hacer para convencer a una monja, yo no he tratado hasta ahora a ninguna. – conteste yo riendo – Sigo pensando que ella es la que debe decidir qué quiere hacer a partir de ahora. Si bien de momento tiene dos opciones, o hacerte caso a ti que es evidente que la adoras, y siempre podrá cambiar de idea y volver al convento, o hacerle caso al arzobispo del Vaticano, que desde luego ni la quiere ni la respeta.

-No es arzobispo, que yo sepa, - dijo Eva divertida – creo que es simplemente un sacerdote que colabora en alguna actividad, me parece que, en algo de economía, dentro del Vaticano. Y en cuanto a lo que dices de que soy libre para decidir es relativo, ya que tú mismo de alguna manera ya me estas coaccionando para que haga caso a tu hermana, vaya liante que estás hecho.

-La tía cree ...

... que te has estado ligando a la de la tienda, a la tal Sofía, y dice que ella te miraba con muy buenos ojos – dijo de pronto Salome de nuevo de forma cándida – quizás por eso dice lo de que eres un liante.

-Y ella un poco fresca, por no decir algo más ofensivo, - dijo Eva – porque daba la impresión de que no le importaba lo más mínimo que fueses a casarte, ya que eso las has dicho, otra de las cosas por la que te digo que eres un liante, porque mientes con una enorme soltura, y un mentiroso no es de fiar.

-Bueno a ver si me perdonas mi mentirijilla. - le dije yo riendo y dirigiéndome a Salome que de nuevo iba en los asientos traseros le dije – Hay una bolsa de una tienda de móviles y dentro dos teléfonos, uno es para ti y el otro para la tía, en casa os enseñare cómo funcionan, y no es un regalo ya que hoy en día es casi necesario un teléfono móvil.

-Pero bueno, ¿es que nos tomas por idiotas? – dijo Salome riendo – Yo ya se cómo funciona un móvil, la tía me dejaba usar el suyo para consultar alguna cosa que le preguntaba y que ella no sabía.

-¿Y dónde tienes ese móvil? – pregunte yo intrigado mirando a Eva que iba a mi lado muy seria - ¿Lo llevas encima?

-No, lo tengo en mi maleta, ya que solo lo uso para contactar con la escuela y ver cómo va todo por allí. – me contesto ella – Pero es de agradecer que te hayas preocupado por nosotras, ya que hasta ahora nadie lo había hecho, y a pesar de que sigo pensando que eres un liante y un embaucador, también creo que eres ...