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Qué iba a saber yo (6) Sin saber por qué
Fecha: 24/10/2025, Categorías: Gays Autor: Bartowski, Fuente: TodoRelatos
... suspiro de placer. —Vamos… lo estás deseando tanto como yo, Zacky. Esbozó una sonrisa pícara. Lo tenía tan cerca que podía sentir su aliento mentolado. Asentí despacio, mirando sus ojos. Sin apartar la mano de su pantalón, recorrí con movimientos suaves la largura de aquel trozo de carne palpitante. Henry me apretó las nalgas y soltó un mugido de placer, ahogado por sus propios labios. —No tienes ni idea… estás volviendo mi mundo al revés, niño… Te juro que… Resopló. No terminó la frase. Volvió a repetirla: —Te juro que… Y sin dejarme decir nada más, cerró los ojos y me arrancó un beso apasionado. Un beso contenido, rabioso. Como si nuestros labios se fundieran con pegamento. Sentía su lengua queriendo invadir mi boca, jugar con la mía. Con la mano libre, desabroché el botón de su pantalón y bajé su bragueta sin apartar mis labios. Él metió las manos por debajo de mi camiseta, acariciando cada rincón de mi torso, pellizcando con travesura mis pezones. Nos separamos del beso. Aprovechó para morderme y estirar mi labio inferior con lujuria. Nuestros ojos se abrieron despacio y se cruzaron. Ambas bocas rojas por la fricción, delineando sonrisas que no podíamos borrar. Entonces, en un gesto que me pilló por sorpresa, desabrochó mi pantalón y me lo bajó junto a los calzoncillos, hasta medio muslo. Mi rabo saltó erecto, lleno de líquido preseminal que empezó a descender en un hilo por el tronco. Su mirada se clavó en él. Luego, en mí. —Parece ...
... que no soy el único que está cachondo… mira cómo estás mojando —susurró con un suspiro cargado de calentura—. Yo estoy igual. Desvié la mirada hacia sus boxers negros. Se notaba un rodal oscuro y húmedo justo en la punta de su tienda de campaña. Se los bajé por instinto y lo rodeé con mi mano. Su falo permanecía con el glande cubierto por su fina piel. La punta asomaba brillante. Al rozarla con el pulgar, me manché de su humedad. Mientras tanto, Henry atenazaba mis nalgas, rozando suavemente mi orificio con los dedos, como sin querer. Me estremecí. Mojé mis labios. Esbocé una sonrisa tímida. Pasé la mano por debajo de su jersey hasta su pecho, acariciando su mata de vello corporal, esa que tanto me gustaba. Lo besé con ternura sin dejar de masturbar su miembro, que se mantenía como una piedra candente. Él correspondió el beso, y al terminar, bajó a mi cuello, acariciándolo con sus labios. Mi piel se erizó. Lo apreté contra mí con fuerza. Henry me echó una mirada desafiante y me dio la vuelta, pegando mi pecho contra la pared y el suyo contra mi espalda. Sentí su respiración agitada cerca de mi clavícula, sus manos rodeando mi cadera y su miembro húmedo restregándose entre mis nalgas lampiñas. Me sentía en una nube… y, al mismo tiempo, me atenazaba el miedo. —Zacky… —soltó en un hilo de voz, mientras agarraba una de mis manos y la apoyaba contra la pared. No dejaba de mover sus caderas con un vaivén suave—. Quiero hacerte mío. La mano que aún conservaba en ...