Su última adquisición, Cap. 9 - Relatos Eróticos

Su última adquisición, Cap. 9

... nadie la vería. Incluso el cristal de la ventanilla estaba tintado para evitar que la gente mirara dentro. Obviamente, el efecto de la atadura estaba diseñado solo para ella, y la humillación era profunda. Era una propiedad. Una esclava.

Mientras el coche se alejaba a toda velocidad por el garaje casi vacío, se giró y vio las siluetas de sus dos acompañantes que regresaban al ascensor. Se quedó sola con un conductor desconocido, rumbo a un destino desconocido. Su miedo se redobló junto con el incesante dolor sexual en su vientre.

Este día de sucesos extraños difícilmente podía terminar; lo único seguro era más humillación. Mientras el sedán marrón avanzaba a paso rápido por la ciudad,em contempló el mundo en constante movimiento, dándose cuenta de que ya no vivía en la realidad que la mayoría llamaría su vida normal. Ya no encajaba en una sociedad decente. Sus decisiones habían sido profundas, no aptas para débiles mentales ni para quienes no tenían un gran anhelo que impulsara una ruptura tan radical con las convenciones sociales.

¿Qué sería de ella ahora? Deportada por su dueño a un lugar extraño donde su vida daría otro giro descomunal. ¿Era esto lo que esperaba de la esclavitud? ¿No había deseado algo más doméstico, una simple mutación en un matrimonio tedioso?

No. Su ansia sexual no era simple. Nunca lo había sido. Sus pensamientos se desbordaban, sus deseos la seguían, su cuerpo la dominaba, y no podía haber una solución sencilla para lo que su espíritu ...

... imploraba.

Desnudada a sangre, huesos, carne y necesidad. ¿Era eso todo lo que necesitaba para este nuevo comienzo? Pensó con añoranza en Justin, preguntándose cómo pasaría la noche.

***

Poniendo aem en cautiverio camino del entrenamiento formal, Justin podía desentenderse de su esclava, manteniéndola a salvo fuera de su vida y, con suerte, de sus pensamientos hasta que terminara el entrenamiento. Le estrechó la mano a Dylan Kincaid, sintiéndose profundamente agradecido por su ayuda con el asunto de su exesposa, y luego se fue a otras diversiones.

"Lo hará bien por ti," le aseguró Dylan.

"Lo sé, mejor que las que ya tengo".

El abogado vio una mirada ligeramente desconcertada en los ojos de su amigo. Un día antes, Justin Booker había sido convincente en sus planes. Unos meses de confusión parecían tener un final positivo. Pero ahora su determinación estaba cambiando de nuevo, y a Dylan no le gustó la mirada que vio.

"Estás preocupado," sugirió amablemente.

"Y no debería estarlo," dijo rotundamente, tratando de recuperar su equilibrio habitual.

"Los amos somos humanos. Esto puede no ser fácil".

Justin rio. "¿Sabes que es lo más difícil?" Dylan arqueó las cejas esperando que continuara. "Estoy jodido porque fue tan condenadamente fácil. Se la dejo a otro y no me tiene que importar. Por extraño que parezca, no quiero que me importe." Parecía pensativo, pero no culpable, solo un poco sorprendido de sí mismo.

"Entonces véndela, Justin," decidió Dylan ...