-
Unos pantalones demasiado cortos; la nena del tren
Fecha: 03/12/2025, Categorías: Hetero Autor: GataMojita, Fuente: TodoRelatos
... esto nunca? No me dirás que eres virgen, ¿no? ANDREA: Mmmmmm. No, pero solo lo he hecho un par de veces; y no fueron muy bien. . Andrea, ya de rodillas, se pronuncia con un tono que reivindica una cierta justicia divina que compense sus malas experiencias. Empieza a masajear, con fuerza, ese pedazo de carne tan enrojecido y tan repleto de deseo. Fausto no le ve claro, está demasiado cachondo. Teme un derrame prematuro que le despoje de su virilidad, pero ni se plantea detenerla; solo intenta destensar su pene. Es plenamente consciente de que todo se acelera demasiado cuando aprieta demasiado el músculo. Aquella desmedida presión sanguínea que alberga se vale y se sobra para mantener su miembro completamente erecto. Finalmente, Andrea se decide a usar la boca. Su pintalabios ya ha perdido toda su presencia a base de besos, y ahora sus labios limpios recorren el tronco fálico de Fausto con cierta ligereza. Sus manos ejercían más fuerza, pero su actividad bocal le aporta un grado más de excitación, embadurnando de babas el trayecto de tan sublimes lametazos. El hombre está malito. Aquella niña está demasiado buena. No podrá domar sus reacciones biológicas, puesto que su cuerpo no atiende a razones. Esos tímidos gemidos, ese cálido aliento, esa lengua juguetona, esas miradas tan insinuantes, ese masaje en sus huevos… “Ayayayayayayayayayay. No puedooOh... ... oO0h” . -Espera, !Espera! !Esperaaah!- exclama apartándola. . Ese incontrolable flujo ...
... albino brota, presurizadamente, arrastrando con él un coctel explosivo de emociones que estremecen a su hacedor. Fausto estalla en un inmenso desahogo tan abrumador que lo eclipsa todo, tapando incluso su culpabilidad previa; y es que, a medida que notaba la llegada de lo inevitable, sentía cómo el nulo control sobre su precocidad le despojaba de su hombría. . ANDREA: !Waaah! !Qué potencia! Casi me salpicas la cara, suerte que me has avisado. FAUSTO: Pues… … sí. Con estah… … presión igual… … igual te saco un ojo. . Fausto sigue goteando al ritmo de sus últimos espasmos. Un poco avergonzado, mira como Andrea revisa su torso desnudo para certificar su impoluta pulcritud. Sus tetas pequeñas le parecen ahora perfectas, coronadas por unos pezones claros y con poco relieve. Permanece embobado mientras todavía colea su orgasmo. De nuevo, vuelve a contactar con la mirada de la chica. Ella está sonriente, y no se muestra decepcionada. El hombre se reconforta al constatar que su arma letal conserva un considerable vigor. Su confianza resurge de entre las cenizas de la mano de una jovencísima musa que sigue zarandeando su lívido. Le resulta muy desconocida. No en vano, es la primera vez que se corre en frente de alguien a quien acaba de conocer. Desnuda, despeinada y sin su color de labios característico, aparenta ser aún más niña y extraña. El hecho saber tan poco acerca de ella, y de que lo poco que conoce sean diferencias abismales respecto a él, le ...