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Una herencia familiar muy complicada XI
Fecha: 09/12/2025, Categorías: Incesto Autor: Viejo Intrepido, Fuente: TodoRelatos
... sexo, haciéndola gemir profundamente. De esa misma guisa, con ella montada sobre su duro falo, agarrándola con sus manos ambos cachetes de su macizo culo y ella cogida de su cuello, fueron saliendo de la improvisada piscina hasta que suavemente la deposito sobre el césped, y una vez allí coloco su cabeza entre sus piernas y empezó una comida de coño absolutamente épica, con Li y Teresa de espectadoras de lujo, ya que habían salido tras ellos y miraban asombradas aquel espectáculo único, en directo y a solo unos centímetros de sus ojos. Sofía estaba tumbada boca arriba, con Apolo a cuatro patas y su culo en pompa comiéndole el coño, y como es lógico con su mandoble que se movía rítmicamente al son de las lamidas que estaban llevando a aquella mujer al firmamento del placer, sobre todo cuando se esmeró en acariciar el abultado clítoris con la punta de su lengua. De pronto y sin esperárselo, Apolo noto que alguna de las jóvenes, pues no podía ver cuál de ellas era, tumbada al igual que Sofía boca arriba había metido su cabeza entre sus piernas y tras agarrarle el mandoble empezó a lamerle el prepucio con cierta ansiedad y muy poca experiencia, cuando noto que le cogían los huevos con verdadera suavidad y una voz que decía: -Venga Li, cómele bien la polla, que yo le voy a comer estos dos huevos lampiños que tiene mi hermanito. Joder, si es que esta mejor depilado que yo. Y tú Apolo no te distraigas, que mi tía necesita mucho cariño, quiero que la hagas correrse como lo ...
... hace mi madre, y además aquí puede gritar como en ella es habitual, sin problemas y sin tener que reprimirse. -Pero como me voy a meter semejante tranca en la boca. – dijo Li – Si no creo que me quepa. Mejor le como yo los huevos y se la chupas tú, y de paso yo aprendo. -Coño tía, ¿pero es que no ves porno? – dijo Teresa a la vez que Apolo notaba como cambiaba la mano que le sujetaba el rabo – Ez verdaz, ez muy grande …. En ese momento en que Teresa se metía un buen trozo en la boca, Sofía soltó un alarido que resonó en el valle y que luego el eco repetía alejándose, y proclamando el clamor de un orgasmo bestial. Ante tal berrido, Teresa y Li salieron de entre las piernas de Apolo, que a su vez se encaramo sobre Sofía y tras enfilar su tremenda erección a la entrada de su coño, empezó a introducírsela con gran lentitud como a cámara lenta, procurando no lastimarla, pero ella presa de una exaltación furibunda, abrazo con sus fuertes piernas el cuerpo de Apolo colocando sus talones sobre sus glúteos, y empujando su pelvis con desesperación se metió de un tirón la totalidad de aquel pollón ante la mirada asombrada de su sobrina y la pelirroja, que no pudo evitar exclamar: -Ostias, se la ha clavado ella solita hasta el fondo. Y parece que no le ha dolido, pues sigue moviéndose como una culebra, y gimiendo como una loca. -Es que tenías que ver los consoladores que usan ella y mi madre, algunos son incluso más grandes que el rabo de mi hermano. – dijo Teresa riendo ...