Presa escurridiza - Cap 12 - Relatos Eróticos

Presa escurridiza - Cap 12

... hacía sólo tres días, habían pasado un día en el hotel y luego habían subido a un pequeño autobús para viajar a la granja. Había otras tres mujeres con ellas. No sabían qué había pasado con esas otras mujeres, pero la mujer que habían comentado que estaba en el establo no era una de las tres. No la habían visto, pero la habían oído, y ambas se estremecieron al recordar los ruidos que había hecho mientras los hombres le hacían cosas. En cuanto a Melissa y Paula, sus historias le resultaron muy familiares a Kimberley, cuerdas, cadenas, malos tratos, brusquedad, sexo duro, tanto normal como oral. Siguieron con los aspectos sexuales durante tanto tiempo que Kimberley concluyó que, a pesar de lo mucho que se quejaban, en realidad les parecía bastante excitante... sobre todo porque el comerse el picadillo caliente con los dedos no parecía disminuir en lo más mínimo el torrente de palabras. Mientras una masticaba y tragaba, la otra le tomaba el relevo.

Por último, había llegado el turno de preguntar a Kimberley sobre sí misma. Les contó sólo un poco de su propia historia, sintiéndose mucho más audaz aventurera mientras la miraban fijamente, con la boca abierta.

"¿Habías hecho esto antes?" Paula no podía creerlo.

"Bueno, no esto exactamente, pero algo parecido, sí."

"Y ¿has vuelto?" Paula estaba comiendo con la boca llena de picadillo, por lo que fue Melissa quien hizo la pregunta.

"Obviamente". Kimberley se encogió de hombros. "Espero ser capturada de nuevo, también. ...

... En realidad, deseo que me capturen. Pero quiero que el que lo haga tenga que trabajar realmente para conseguirlo."

"Pero... no es... ¿horrible?" Preguntó Paula mientras Melissa comía. Las dos parecían terriblemente hambrientas.

"En realidad no." Sonrió Kimberley. "Es duro y brutal y oscuro y primitivo. También es muy, muy excitante. Dentro de seis meses estaréis las dos pensando mucho en vuestras propias aventuras, sobre todo por la noche, justo antes de ir a dormir. Entonces no os parecerá tan horrible. Creedme."

Ninguna de las dos parecía convencida. Todo lo que querían era volver a Gordburg y al refugio del hotel tan pronto como fuera posible. Eso a Kimberley le parecía bien, pero también querían que las llevara allí, y eso decididamente ya no estaba tan bien. Liberar a algunas cautivas añadiría algo a la leyenda de la Chica-elfo. Las había liberado y llevado donde había ropa y alimentos. A partir de aquí, Paula y Melissa irían por su cuenta. Cierto que habría hombres buscándolas ya, probablemente, un montón de hombres. Sus posibilidades de llegar a Gordburg sin su ayuda eran sólo ligeramente peores de lo que eran sus posibilidades de llegar allí con ella. Por otro lado, las posibilidades de Kimberley de permanecer libre por más tiempo ya no eran mucho mejores sin estas dos de lo que serían con ellas. Todavía deseaba ser capturada... por fin. No quería ser capturada por hombres molestos de haber tenido que cazar a las mujeres que había liberado.

Kimberley apuró ...