Papito (II) by Francesca Duval
Fecha: 07/03/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... esperamos sin resultado. Mientras tanto, el otro tipo que visitaba á mi madrastra, ya venía á la casa sin ocultarse, incluso algunas veces se quedaba á comer y á dormir. Cuando sucedía esto, creo que nadie en la casa podía dormir, ya que se emborrachaban con mi madrastra, y terminaban cogiendo en su cuarto a los gritos, con mi hermanita los espiábamos, y tratábamos de estar lo más lejos posible de donde estaban ellos, sentía mucha pena por mis hermanitos menores, que dormían los tres en una cama chica, al lado de la nuestra, solo mi hermanita y yo los cuidábamos, para que no lloraran. En esos días aprendimos que se podía coger por el culo.
Cuando el hombre, se la cogía por el culo a mi madrastra, la hacía gritar mucho, lo hacían siempre que tomaban bebidas alcohólicas, que eran la mayoría de las noches, parecía que á ella le gustaba, ya que le decía que se lo haga más fuerte, y la decía toda clase de denuedos y malas palabras, que a él le gustaban, ya que se la cogía más fuerte, y ella gritaba como si la estuvieran matando, sin importarles que nosotros escucháramos todo, ó que los más pequeños lloraran de miedo. El tipo tenía un pene descomunal, ó por lo menos a mi hermana y á mi nos parecía grandícimo, y de color negro oscuro, lo que nos impresionó mucho. La pared que separaba el cuarto de mi madrastra, con el nuestro era de tablones de madera, y por unos huecos de la misma, podíamos ver todo lo que hacían, cuando lo hacían con la lampara de Querosene encendida. Cuando ...
... mis hermanos menores ya estaban durmiendo, nos colocábamos con mi hermanita contra los huecos de la pared, y mirábamos todo lo que hacían, yo me sacaba mi penecito y mi hermanita me lo chupaba, como hacía nuestra madrastra con el pene del tipo, también cogíamos con mi hermanita, mientras ellos lo hacían, y aprendimos varias nuevas poses. Mi madrastra se volvió más mala con nosotros, y por cualquier cosa nos estaba pegando, incluso llegó á decir a cada momento, que era por nuestra culpa que mi padre se hubiera ido. Yo comencé á guardarme cambios, ó plata de mi madrastra, y con mi hermanita la ocultábamos en nuestro refugio.
Al poco tiempo el tipo se vino á vivir con nosotros, y realmente la casa se convirtió en un infierno insoportable, durante el día el hombre no hacía nada y se la pasaba acostado en la cama de mi madrastra, ó tirado en el patio, bajo la sombra de un frondoso árbol, comenzó a acosar á mi hermanita. Esta me contó un día, que el hombre cuando podía la estaba acariciando, y diciéndole que se la iba a coger. La noche que mi hermana me contó que el hombre le metió la mano bajo su vestido, y le pellizcó las nalguitas con una de sus manotas, escapamos por la ventana de nuestro cuarto, solo nos llevamos la ropa puesta, y una mudada de ropa para cada uno, envueltas en una manta raída, ya que no teníamos más pertenencias. Sabíamos que mi abuelo paterno, vivía en un pequeño pueblo en otra Provincia, y que nuestro padre nos había hablado de él en varias oportunidades. ...