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Ari: Prisionero de Mi Piel XVII
Fecha: 06/11/2025, Categorías: Transexuales Tus Relatos Autor: EntreLineas, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... convencerme de cualquier cosa. —J-Jordan… yo… eso es mucho… —balbuceé, con vergüenza y miedo. Él rió, esa risa que me derrite y me humilla al mismo tiempo. —Muñeca, ¿desde cuándo dices no cuando sabes que quieres decir sí? —dijo, acariciándome el rostro—. Tú y yo sabemos que esto es lo que quieres. Mi mente gritaba que estaba loco, que yo no podía darle un departamento a un hombre de 19 años… y, sin embargo, mis manos temblaban mientras pensaba en cómo sería vivir con él todos los días. Al final, cedí. No podía resistirme. —Está bien… lo haré… —susurré—. Pero… —mi voz se quebró. Más tarde, en la cocina, mientras preparaba café y tostadas, mi madre entró. Su expresión estaba marcada por el drama, como es eso que te vas a comprar un departamento. —¡Arian! —gritó ¡Me vas a decir que le vas a comprar un departamento a ese chico!? ¡¿Qué estás haciendo con tu vida?! Mis manos temblaban mientras sostenía la taza. —Mamá… yo… yo quiero… quiero vivir con él… —dije, bajando la mirada—. Es lo que deseo… —¡No! —gritó, su voz quebrándose—. ¡Él no es tu esposo! ¡Él es un niño! ¡Te está manipulando, Ari! ¡Te está usando! Sentí un nudo en la garganta, pero Jordan apareció detrás de mí, cruzando los brazos y sonriendo con esa seguridad que me hace derretir. —Tranquila, señora —dijo burlón—. Su hijo no está siendo manipulado. Él me eligió, y está feliz. —Se acercó a mí y me abrazó por la cintura, marcando territorio—. ¿Ves, muñeca? No tienes por qué preocuparte por nada más que ...
... por mí. Mi madre lloraba mientras me miraba, suplicando con los ojos que reaccionara. Yo cerré los míos, dejándome hundir en los brazos de Jordan. —Mamá… —susurré, con la voz rota—… yo… yo lo elegí. —¡No puedo creerlo! —gritó, golpeando la encimera—. ¡Mi hijo… mi hijo le está dando un departamento a ese… a ese chico! Jordan se rió, con esa risa que me desarma por completo, y me besó el cuello, provocándome un gemido ahogado. —Escucha, muñeca —susurró al oído—. Que tu madre haga todo el drama que quiera. Tú y yo sabemos lo que queremos. Yo voy a vivir contigo, y ella solo puede verlo y aceptar que ya no hay vuelta atrás. Sentí cómo me derrumbaba por dentro. Sabía que estaba mal, que debería pelear, pero mis piernas temblaban y mi cuerpo reaccionaba a cada roce suyo. Mi madre lloraba detrás de nosotros, golpeando la puerta mientras Jordan me abrazaba más fuerte y me susurraba cosas al oído que me hacían gemir de placer y vergüenza. —Vas a ver, muñeca… —dijo, acariciándome la espalda mientras me empujaba suavemente contra la pared—. Este departamento será nuestro santuario. Solo tú y yo. Y nadie podrá separarnos. —¡Ari! ¡Reacciona! como le vas a regalar un departamento a ese vago. Pero ya lo había decidido me iba a comprar un departamento para empezar una vida junto al hombre que amo. Esa semana Jordán empezó con el trámite para adquirir el departamento. —Mira, muñeca —dijo, extendiéndome unos papeles para la compra del departamento, donde el propietario solo sería ...