La historia de Ana (Capítulo 1)
Fecha: 15/04/2019,
Categorías:
Incesto
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
... habitación.
—Me calienta tu uniforme. —Me dijo.— Yo también soy morbosa.
Estaba completamente desnuda. Sus tetas, erguidas, eran coronadas por dos pezones rosados, puntiagudos. Su pelvis estaba depilada. Su cuerpo delgado tenía cierta musculatura, pero sólo lo suficiente, para no perder su femineidad. Se puso boca abajo, y se arrodilló, ofreciendo el culo.
Me acerqué desesperado. Besé sus nalgas y lamí el ano. Me subí a la cama, me bajé los pantalones y me puse el preservativo. Apunté mi misil a su cráter palpitante. La agarré de las nalgas, e invadí su cuerpo con mi verga prodigiosa. Primero despacio. Ella arqueó su espalda y gimió cuando enterré los primeros centímetros de carne dura. “que linda pija tenés” susurró, animándome a introducir un pedazo más de pija, con mayor intensidad.
—Sí, así, cogeme. Mi novio está en una cena con amigos, así que aprovchá a cogerme. — Dijo con morbo y perversidad.
—Así que tu novio no te coge. —dije yo, siguiéndole el juego.— y no la tiene grande como yo ¿no?
Apreté sus nalgas e incrementé la velocidad y la intensidad de mis movimientos pélvicos.
—No, vos la tenés más grande. —pudo decir Ana, entre jadeos. Su pelo se movía de acá para allá debido a las ...
... sacudidas de su cuerpo.— Y él no me coge. No pares de cogerme por favor.
La constante alusión a su novio, inesperadamente me había excitado aún más. Yo era el macho que cabalgaba a Ana, mientras el inocente Andrés, ignorante de todo, tomaba unas cervezas con sus amigos, al tiempo que yo gozaba a su mujer. Estuvimos quince minutos burlándonos de él. Se escuchó varias veces el sonido del celular de Ana.
—Debe ser Andrés. Acabá, acabá mientras me llama.
Después de que dijo eso, solo bastaron tres embestidas, para que acabe mientras la penetraba.
Me quedé un rato más, charlando. Aproveché para besar por todas partes su cuerpo desnudo, pero cuando noté que ya me estaba calentado de nuevo, me despedí. Necesitaba ir abajo y asegurarme de que estaba todo bien. Le ofrecí volver a las cuatro de la mañana, pero ella me dijo que ya quería dormir, y además estaba satisfecha.
—Yo amo a mi novio. —Dijo, todavía desnuda, y con gotitas de transpiración que perlaban su frente.
No dije nada. Me fui en silencio, consciente de haberme internado en un terreno peligroso, que me podía llevar a la locura. Pero aun así estaba seguro de no querer evitar el inminente desastre que esa relación aparentaba significar.
Continuará.