La historia de Claudia (8)
Fecha: 21/12/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... terminó el giro le dijo echándose hacia atrás en el sofá:
-Sos un buen ejemplar, cachorrita. Vamos a comprobar el estado de tu culo. –mientras Claudia envolvía a la chica en una mirada larga y caliente.
-Inclinate hacia delante con las manos en los tobillos. –le dijo y luego hizo que Claudia le abriera las nalgas.
La señora se puso de pie, fue hasta la chica que esperaba temblando y le metió un dedo en el orificio trasero. Laura saltó hacia delante emitiendo un gritito al sentirse perforada, pero Claudia la contuvo con firmeza, abrió las piernas y metió la cabeza de la rubiecita entre sus muslos apretados. Enseguida volvió a inclinarse y entreabrió nuevamente las nalgas de Laura. La señora le dirigió una mirada aprobatoria y le dijo:
-Sos una muy buena perra de caza. –le dijo y Claudia sintió que lo más vivo en ella era su conciencia de pertenecerle por completo a Blanca y ese creciente deseo sexual que sentía por la rubiecita.
"Quizá la señora me deje gozarla como premio por haberla cazado" –se ilusionó en tanto Blanca reanudaba la inspección y Laura gemía indefensa con la cabeza aprisionada entre los muslos de Claudia. El dedo entró lentamente hasta los nudillos en medio de la complacencia y exclamaciones de la señora por la resistencia que ofrecía ese estrechísimo sendero.
Cuando dio por concluida la exploración mandó a Claudia a su sitio, volvió a sentarse y le dijo a Laura, que había caído de rodillas y respiraba agitada.
-No hay rastro alguno en tu ...
... culo de esa pija que alguna vez te anduvo por ahí, perrita. Puede decirse que tenés virgen ese agujero. –y la chica se puso coloradísima.
-A partir de ahora sos de mi propiedad –continuó Blanca. Y vas a hacer sólo lo que yo te ordene o te permita que hagas. ¿Está claro?
-Sí, señora.
-Mañana en cuanto cierres el local te venís para acá con un collar de cuero como el que tiene la perra Claudia y un par de recipientes de plástico.
-Sí, está bien, señora.
-Cerrás a las ocho, ¿no es cierto?
-Sí, señora, y los miércoles, viernes y sábados de ahí me voy a la facultad.
-¡Ah, pero mirá vos! ¿y qué estás estudiando?
-Sociología, señora.
-¡Pero qué bien! –dijo. -¡Tengo una perra muy culta! –y lanzó una carcajada burlona para agregar inmediatamente: -Oíme bien. Toda esa cosa que la facultad te mete en la cabeza me importa un carajo. Yo quiero perras con mentes de perras, así que cada vez que estés ante mí te olvidás de todo y pensás únicamente en obedecerme y servirme. ¿Entendiste?
-Sí, señora. –contestó la chica sintiéndose presa de un torbellino de
emociones muy fuertes que la dejaban totalmente desvalida ante esa mujer.
Blanca miró a Claudia y le ordenó que se desnudara.
-Sí, señora. –contestó la joven y empezó a quitarse la ropa bajo la mirada ardiente de Laura. Cuando estuvo en cueros la señora le dijo a la rubiecita:
-Volvé a inclinarte.
La chica lo hizo y entonces Claudia debió inspeccionarle la concha. Ganada por una intensa excitación ...