1. La historia de Claudia (8)


    Fecha: 21/12/2019, Categorías: Infidelidad Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... se demoró algunos segundos acariciando y pellizcando los labios externos que después entreabrió para hundirle un dedo mientras temblaba de pies a cabeza.
    
    -Está muy mojada, señora. –dijo Claudia contestando la pregunta de Blanca en tanto de la boca de la rubiecita brotaba un interminable gemido. Luego ante un gesto de la señora volvió a su lugar y Laura obedeció la orden de arrodillarse con las manos en la nunca sin apoyar las nalgas en los talones. Entonces Blanca reanudó el interrogatorio:
    
    -¿Te dominaron antes alguna vez? ¿Estuviste ya en manos de alguien?
    
    -No, señora, es la primera vez. No tengo experiencia.
    
    -Ya veo, hasta ahora solamente fantasías ¿eh?
    
    -Sí, señora.
    
    -Ahora esas fantasías son una realidad, perrita. Y decime, ¿tus papis te siguen mandando? ¿son personas rígidas?
    
    -No, señora, para nada, en realidad creo que no les importo demasiado. No se preocupan mucho por mí.
    
    -Bueno, mejor, si a tus papis no les importa mucho su cachorrita a partir de ahora yo soy tu autoridad suprema. ¿Está claro?
    
    -Sí, señora.
    
    -Que hagan su vida. Vos sos de mi propiedad. Tu cuerpo y tu mente me pertenecen. –dijo Blanca. -Quiero escucharte decírmelo.
    
    - Laura tragó saliva y dijo:
    
    -Mi... mi mente y mi cuerpo le... le pertenecen, señora...
    
    -¡Muy bien, cachorrita! ¡Muy bien! –exclamó Blanca dando por finalizada la cacería con pleno éxito. Debía darle a su nueva sumisa la zurra bautismal y entonces le ...
    ... ordenó que se echara boca abajo sobre sus rodillas. Laura la miró entre asustada y ansiosa. Jamás le habían dado una paliza, ni sus padres ni ningún docente en la escuela y sintió una emoción muy fuerte mientras se acostaba sobre las piernas de la señora, quien le ordenó a Claudia que le sujetara las manos.
    
    Blanca miró ese hermoso culito a su entera disposición, respiró hondo, alzó el brazo y descargó el primer chirlo que hizo gemir a Laura. A medida que la zurra avanzaba los golpes eran más fuertes e iban tiñendo de un rojo ambos cachetes. La rubiecita gritaba y suplicaba entre jadeos. Quería defenderse cubriéndose las nalgas con su mano, pero Claudia la sujetaba con fuerza y le era imposible.
    
    En determinado momento Blanca comenzó a hablarle entre golpe y golpe:
    
    -Esto es para que aprendas de entrada que conmigo hay que portarse bien, cachorrita...
    
    -¡¡Aaaayyyyyy!!...
    
    -Tenés que ser muy obediente y sumisa...
    
    -¡¡¡¡Aaaaahhhhhhh!!!!... por favor... por favor, señora... –suplicaba Laura entre sollozos.
    
    -De la mañana a la noche tenés que pensar en mí como tu dueña...
    
    -Sí, señora... sí... ¡¡¡Aaaaaayyyyyyyyyyyyyy!!!...
    
    -¿Quién es tu autoridad suprema?
    
    -¡Usted, señoraaaaaaayyyyyyyyyyy!!!!!
    
    -¿A quién le pertenecés?
    
    -A usted, señora... a usted... ¡¡¡aaaaahhhhhhhhhh!!! –y las mórbidas redondeces de Laura se veían ya muy rojas mientras sus mejillas eran lechos de dos ríos de lágrimas.
    
    (continuará) 
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