1. Tatiana Cap II: Juegos Lujuriosos


    Fecha: 16/09/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: dantestr, Fuente: RelatosEróticos

    ... la abrazó por detrás agarrando las enormes pechugas que anhelaba volver a tocar.
    
    Ahora, oculta a la vista de Tatiana, pudo morderse los labios y cerrar los ojos concentrándose en sentir en sus manos la forma firme y suave de los increíbles pechos de su protegida. Los amasó de forma simétrica, aclarándole que era la forma de descartar cualquier complicación en el tratamiento. No pudo evitar pegarse al cuerpo de Tati, apretándola contra sí. Respirando a escasos milímetros de la piel desnuda de su hombro, pudo oler su aroma: mezcla de juventud y de las finas cremas corporales que usaba. Manoseo las ubres y le encantó constatar la erección de los pezones que coronaban el objeto de su deseo; sabía que aquel contacto, por muy disfrazado de procedimiento médico que estuviera, no pasaba inadvertido a las reacciones lujuriosas de Tatiana. Seguramente ella no lo aceptaba ni consigo misma, pero ¿qué más daba?
    
    Marta sentía maravilloso abrasándola y manoseándola. Le entraron unas ganas terribles de morder su cuello, darla vuelta y chuparla toda. Era extraño, nunca había sentido aquellos deseos por otra mujer. Es cierto que en las reuniones le había tocado participar en actos íntimos con otras mujeres, y no le habían desagradado del todo, pero con Tatiana era diferente, era tan hermosa y tenía un cuerpo tan perfecto que habría dado lo que le pidieran por tener una buena verga y poseerla sin límites. Además, saber que aquella chica compartía la cama con Pedro, el hombre más ...
    ... atractivo del condominio, la calentaba en extremo. Si Pedrito supiera lo que le hacía a su princesa, ¿Quién sabe?, quizá hasta se sumara al juego.
    
    En todas esas morbosidades pensaba mientras mantenía la conversación con Tatiana, tratando de distraerla para que esos momentos duraran lo más posible. No fue hasta que la angustiada joven tocó el tema de su noche de sexo con Pedro que Marta se mostró realmente interesada.
    
    ―Es Pedro, señora Marta―confesó Tatiana―. Anoche hicimos el amor.
    
    ―Eso es… lo más normal del mundo―dijo Marta. Apenas pudiendo disfrazar su agitada respiración.
    
    ―Sí, pero yo quería que me tocara mis pechos. Así como don Benito y usted lo hicieron ayer―se desahogó la joven―. Pero no quiso. Por más que se los ofrecí, los rechazó.
    
    La satisfacción que sintió al confirmar el resultado de su pequeña artimaña la indujo a sonreír maliciosamente mientras apretujaba los melones que supuestamente examinaba. Marta se había dado cuenta del placer que Tatiana había descubierto durante el primer tratamiento que se dejó practicar por Benito. Estaba segura que más temprano que tarde iba a buscar replicarlo con su marido; con la única persona con la que le estaba permitido sentir ese tipo de gozo. Por eso había actuado rápido y se había anticipado a que Tatiana encontrara en Pedro una alternativa al alivio de sus pechos. Intersectándolo y engañándolo la tarde anterior se había asegurado de que su ingenua amiga solo pudiera desahogar sus dolencias con sus caritativos ...
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