1. Me entrego al deseo y los dedos de mi hijo


    Fecha: 03/01/2020, Categorías: Anal Autor: tranque, Fuente: CuentoRelatos

    ... sigue.
    
    Siento que me empiezo a llenar, pero aguanto.
    
    -Parece que no baja más.
    
    -¿Cuánto entró?
    
    -Como un litro y medio, más o menos
    
    -Bueno, está bien, yo no aguanto más, saca despacio la cánula y voy al baño rápido
    
    -Sí, ahora la saco
    
    La verdad que transpiraba de las ganas de cagar que tenía, ya tenía que apretar el esfínter para que no saliera, él retira muy despacio la cánula y la siento por todo el recorrido. La punta de la cánula es donde tiene los orificios yse ensancha como una pequeña pera, así que se resiste un poco en salir pero el continua sacándola. Cuando traspasa el ano, no aguanto más y exploto.
    
    Acá sucedió lo que menos esperaba, no imaginé la presión acumulada, apenas la sacó empecé a tirar un chorro a presión, como una hidrolavadora sobre mi hijo, no podía parar, él parecía que no reaccionaba y mantenía la posición.
    
    Sentí vergüenza, aunque parezca gracioso, trate de meter la mano, pero seguía saliendo, quedé en cuclillas y lo que era agua cambio rápidamente el color, imaginan que pasó, me cagué en el medio de la cocina. Era una escena bizarra, volteo y veo a mi hijo con la remera empapada y me empiezo a reír, él también hizo lo mismo, comenzamos a reírnos a carcajadas en el medio de la cocina, todo era un enchastre, piso, pared, muebles, hijo.
    
    -jajaja, mira cómo te dejé, soy una sucia
    
    -jajaja, no pasa nada, igual me tenía que bañar.
    
    -Sí, ahora vamos a tener que lavar toda la casa.
    
    -menos mal que no era el ...
    ... enfermero.
    
    -jajajajaja, sí, menos mal, me imagino cual sería el chisme en el barrio, ¡ahí va la mamá cagona!
    
    -jajajaja
    
    -Deja que limpio, mientras ve a ducharte.
    
    -Está bien te ayudo y después vamos.
    
    Cuando dijo “después vamos”, no dije nada pero mi silencio era como una afirmación, limpiamos, espacialmente yo me dedique a las partes más difíciles, pero a él parecía no molestarle limpiar a la par. Yo continuaba con la remera anudada arriba de la cintura, me gustaba estar desnuda. En mi cabeza rondaba la idea de bañarnos juntos y eso hacía que se acelerara mi corazón.
    
    De repente, escuchamos el timbre de la calle, ding dong, ding dong, quedamos paralizados, nos miramos y me acordé.
    
    -¡El jardinero!
    
    Habíamos perdido la noción del tiempo como todos los sabado pasaba el jardinero por casa casi como una rutina, era un hombre muy puntal, un hombre mayor jubilado, yo lo hacía también para ayudarlo, pero la verdad se me había pasado.
    
    -¿Voy yo?
    
    -No, no, estás todo sucio.
    
    Hasta tenía la cara salpicada de mierda. Le digo en voz baja.
    
    -No, deja que salgo y le digo que estoy enferma.
    
    -¿pero así? , jajaja, lo vas a matar de un infarto.
    
    -Shhhhh, shhhh que nos va a escuchar. Abro un poco la puerta y le hablo. No me hagas reírque tengo que ponerme seria y no sé mentir
    
    No sé si fue peor la sugerencia que no decirle nada.
    
    Voy así como estoy a la puerta, la entreabro un poco y asomo la cara.
    
    -Hola como está don Francisco
    
    -Hola Esther como anda.
    
    -Bueno un poco ...