1. Me entrego al deseo y los dedos de mi hijo


    Fecha: 03/01/2020, Categorías: Anal Autor: tranque, Fuente: CuentoRelatos

    ... puntada.
    
    -¿quieres que llame al médico de guardia?
    
    -No, no esperemos un poco
    
    -¿te quieres recostar de nuevo?
    
    -Bueno, vamos, me voy a aplicar hielo
    
    Vamos nuevamente a mi habitación y me recuesto, él va a la cocina a preparar la bolsa con hielo y me la trae.
    
    -Gracias Diego
    
    Me alcanza la bolsa y trato de colocarla sobre la cintura y me bajo un poco la calza, pero se cae la bolsa para el costado.
    
    -¿te ayudo?
    
    -Bueno, espera que me bajo un poco la bombacha y me apoyas la bolsa.
    
    Tomo por los costados de la bombacha y la bajo un poco, pude parar pero sin pensar o sentir vergüenza la bajo casi toda y quedo con la cola al aire, a la vista de mi hijo, hacia mucho que un hombre no me podía ver el culo a tan poca distancia, creo que me estaba excitando. Él apoya la bolsa y la sostiene con la mano. Me hace un comentario.
    
    -Está muy morado, casi de color violenta, debe doler mucho.
    
    -Sí me duele mucho, pero son peores las puntadas
    
    -¿Dónde?
    
    -en el coxis, igual me revisó y me dijo que no sentía que estaba quebrado, pero es muy incómodo. Y todavía no fui al baño.
    
    -¿pero hiciste pis?
    
    -sí, cuando me bañe, pero todavía no hago de lo segundo.
    
    -¿caca?
    
    -Si, además soy medio estreñida y tengo miedo de no poder hacer
    
    -¿para eso es la enema?
    
    -Sí, pero primero tengo que hacer la prueba. Espero poder sentarme sin el almodón.
    
    Estuvo sosteniendo la bolsa durante unos minutos, pienso que no alejaba la vista de mi culo, yo no lo podía ver, tenía ...
    ... la cara apoyada en la cama.
    
    -¿Te paso el analgésico?
    
    Me sorprende con la pregunta, pero no pensé que era mi hijo, me despoje de todo prejuicio, sabía que a él le gustaría y a mi también, que me acaricie un hombre después de tanto tiempo, no pensé más y le contesto.
    
    -Bueno, como quieras, pero tienes que frotar un rato hasta que se absorba toda.
    
    -Está bien, no hay problema.
    
    Deja la bosa de hielo a un costado y me deja con la cola al aire, se levanta de la cama y toma la pomada que estaba sobre la mesa de luz. Ya se estaba poniendo oscuro serían como las siete de la tarde, prende la luz del dormitorio, parecía que no quería perder detalle y se vuelve a sentar a un costado mío sobre la cama.
    
    -¿te paso donde está morado?
    
    -Si donde está el golpe.
    
    -Bueno, pero vas a tener que bajar un poquito más la bombacha.
    
    -Sí, no hay problema.
    
    Tomo de los costados nuevamente la bombacha y ahora la bajo del todo, por ahí no hacía falta tanto, pero seguro que era lo que queríamos los dos. El silencio dominaba la escena, escuchaba todos sus movimientos, hasta el ruido de cuando destapa el envase. Escucho el ruido como de un pedito que hizo cuando se pone crema sobre una de sus manos, pero hace lo mismo sobre mi culo, primero en un glúteo y después en el otro. De repente siento que apoya sus manos sobre mis nalgas a la vez y comienza con pequeños círculos en sincronía. Pasa un ratito con esos movimiento pero los círculos se van agrandando y me doy cuenta de su intención, ...
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