Matilda, guerrero del espacio (capitulo 4)
Fecha: 17/02/2020,
Categorías:
Infidelidad
Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos
... Princesa apesadumbrada.
—Eso hemos oído…
—No pudimos hacer nada, cuando la iba a partir en dos, la Guardia Negra se interpuso y la protegieron con sus cuerpos. Cuando reaccionamos nosotros, ya se la habían llevado.
—¿Sabes algo sobre a dónde vamos?
—No, no me lo ha dicho. Cuando me reclutó me dijo que íbamos a protagonizar la mayor aventura de nuestras vidas, y posiblemente de la historia. Y yo la creo: no podemos fallarla.
—Princesa, sabes que tu escuadrón está preparado para lo que desees. No fallaremos.
—Lo sé.
—Y los otros escuadrones también: he estado en contacto con sus comandantes.
—¡Fantástico! No esperaba menos: sé que es imposible que me falléis.
—No fallaremos, pero si follaremos.
—También lo sé, —respondió soltando una carcajada—. Anda payaso, ponme otro vaso.
Al día siguiente, por la tarde, Ushlas se encontró con la Princesa a la entrada del puente.
—Me han dicho que casi pierdes la cola, —dijo riendo después de abrazarla.
—No te imaginas las ganas que tengo de que me quiten la puta venda: es cómo llevar ahí una lámpara, —se sinceró—. Todo el mundo me pregunta por lo mismo. Y es embarazoso. ¡Joder! No es muy honorable que te corten la cola en un combate. ¿Esta Matilda en el puente?
—No, no. Está en “Zona de Guerra”
—¿Zona de Guerra? —preguntó desconcertada.
—Un grupo de tripulantes formaron hace tiempo un club de música…
—¿Un club de música? Que agradable.
—Bueno, sí. Es música de la Tierra, de algo ...
... llamadorock, o algo así. Hoy tienen programado un concierto y Matilda no se pierde ninguno. Incomprensiblemente es una apasionada.
—Entonces estará ocupada: no quiero molestarla.
—No, no, ves a verla, no te preocupes: así te distraes tu también. Cubierta 2, sección 7, A13.
Después de despedirse, la Princesa se dirigió a los turbo ascensores y se bajó en la cubierta y sección indicados. Llegó al almacén 13, y cuando abrió la puerta, una vorágine de ruido ensordecedor la hizo retroceder. Haciendo acopio de valor, se asomó con precaución a la puerta y vio a cuarenta o cincuenta personas, entre los que había algunos de sus soldados, saltando como poseídos por alguna fuerza extraña. Uno de ellos la vio y se acercó rápidamente.
—¿Buscas a Matilda? —gritó.
La Princesa solo pudo afirmar con la cabeza. El militar la cogía de la mano, y empujando para abrirse paso la llevo hacia un rincón. Lo que vio la dejó estupefacta, mientras el soldado se partía de la risa. Matilda, con un pantaloncito corto, una camisa anudada a la cintura que dejaba al descubierto su ombligo y sus marcados abdominales, y sobre unos zapatos de tacón alto, se movía al son del ruido como una anguila. Cuando Matilda la vio, dejó de bailar y la dio un par de besos.
—¿Te traigo algo de beber, Princesa? —preguntó el soldado.
—No se…
—Mira, prueba esto, —dijo Matilda tendiéndola un vaso—. Es un combinado de la Tierra, se llama gin tonic. La princesa lo probó y puso cara rara.
—Ya sabes que las ...