Vicios ocultos - Pablo
Fecha: 10/05/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... abrazarme el cuello y unir los labios con los míos en un larguísimo beso interrumpido solo para respirar.
-¡Qué ganas tenía de que quedaremos solos!, tengo que prepararme, te dejo un momento. -hubiera preferido continuar con los besos antes de que sucediera lo que tuviera que ser, pero él quería jugar y ese era el plan.
Se desplazó rápidamente hacia su baño quitándose las ropas en el camino, la corbata del uniforme voló cayendo sobre una silla y le siguió la chaqueta, no vi más porque traspasó la puerta y unos segundos después escuchaba correr el agua.
La ventana central tenía corridas las cortinas y me acerqué para ver los reflejos del poniente sol en el horizonte del lago, el otro lado del agua era propiedad de la ciudad, donde a veces se veían hogueras en las noche, de la gente que acampaba en el lugar.
Esta parte del lago era particular, propiedad de las residencias señoriales. Fui deslizando la mirada por la pradera y las copas de los árboles que bajaba desde la casa hasta el embarcadero propiedad de la familia de Fer, el velero de su padre no se movía apenas sobre la dorada lámina de agua, un par de pequeñas embarcaciones a su lado le hacían guardia. El pequeño pabellón de al lado permanecía cerrado, donde guardaban las piraguas y kayacs con los que practicaban en los anocheceres, también la moto de agua que utilizaba su padre. Joaquín, que allí tenía su vivienda no estaba en este momento como nos había dicho Úrsula.
Cuando escuché el clic del seguro de ...
... la puerta no me volví ni moví la cabeza hasta que noté un cuerpo que se pegaba con mi pierna frotándose contra ella, bajé la mirada esperando encontrar lo que allí estaba.
Sentado sobre sus cuartos traseros, con los brazos sobre el pecho, completamente desnudo permanecía Fer. Sus hermosos y sumisos ojos esperaban la caricia de su amo, ansioso de que le prestara atención y sosteniendo entre sus dientes la cola de plástico que esperaba le pusiera en su lugar.
-¡Hola perrito! Vaya se te ha caído tu colita y quieres que te la coloque. -abrió la boca dejando caer el plug anal que traía, con forma de cola en un extremo y cónica en el otro. Elevó un poco las rodillas del suelo y movió alegre las caderas.
-¡Wauff! ¡Wauff! -sonó a ladrido de perrito faldero.
-Recoge tu colita y sube a la cama para que te la coloque, ¿no querrás que se agache tu amo. -la recogió con la boca y caminó a cuatro patas hasta el borde de la cama moviendo sensualmente las caderas al andar. La piel, blanca como la nieve, se volvía dorada por el reflejo del sol en las nubes rojas, tenía un culito pequeño y precioso, escaso de carne que permitía ver el anillo de su ano más moreno.
Subió sobre la cama hundiendo la cabeza y el pecho sobre la colcha, elevando las nalgas que se abrieron dejando libre y a la vista toda la raja y el ano.
-¡Wauff! ¡Wauff! -volvía a ladrar moviendo suavemente las posaderas con su colita a su lado.
-¡Ya voy perrito malo! No quiero que pierdas tu cola, ahora te la voy ...