Normi, la vecina - El despertar sexual de una joven con un maduro, su maestro
Fecha: 17/07/2020,
Categorías:
Confesiones
Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos
... caricias, dimos paso a una pasión que no sabíamos bien cuando había surgido. Mi lengua trepó por abertura de su boca, buscando su lengua que descubrí inexperta, contrastando con la destreza adquirida tan de pronto.
Para no perder el equilibrio nos dejamos caer sobre el sofá, enredados en mortal abrazo, comiéndole la boca, para impedirle escabullirse y salirse había colocado mi cuerpo cubriendo el suyo, mi rodilla entre sus piernas, apoyado en el pubis, podía sentir como comenzaba a mojarse, como el fuego subía entre sus piernas, la rodilla justamente entre los labios se complementa con sus movimientos indudables signos del ardor interior que busca desahogo entre los brazos del hombre sobreviviente de mil batallas.
De pronto ese rayo de luz de la conciencia me hizo decirle: - Normi, disculpa, no debí dejarme llevar…
El llamado de la conciencia y la prudencia me hizo despertar a una realidad que podía incendiarnos como cuando dos leños secos se frotan con la intensidad de nuestros deseos.
De todos modos seguimos unos deliciosos momentos en el fragor de los besos y los manoseos descarados.
La hice vestirse y marchar, no podía sentir el menor atisbo de debilidad porque el desatino estaba al alcance de la mano.
Había pasado tres semanas de los hechos relatados cuando la voz de la juventud llamó a mi puerta, Normi volvía con la excusa de repasar unos temas, pero… nada más que cerrar la puerta, soltó la mochila y dijo que venía dispuesta a todo, que se sentía ...
... protegida, contenida y deseaba más que nada en el mundo entregarse al maestro con cariño. – Necesito ser tuya, que me hagas tu mujer. Demoré en venir porque no estoy en mis días fértiles, por toda esta semana no lo estaré, te escuché decirle a mamá que no te gusta usar condón, además vi que cuando tenías sexo no usabas y te había venido dentro.
En mi calentura podía entender y comprender que
Podía comprender que por su juventud no alcanzaba a medir las consecuencias que podía tener una relación entre nosotros, pero volvió a reafirmar y repetir que no hacíamos nada mal, que había comenzado a tomar anticonceptivos. Demostraba seguridad y determinación, tenía respuestas para mis dudas, replicas para mis prevenciones. Dominaba la escena, controlaba las acciones.
Me abrazó, buscando mi boca, tomó mis manos y torpemente las dirigió por su cuerpo, hasta que me hice cargo de acariciar sus carnes con una ternura infinita al comienzo y con pasión extrema al momento siguiente.
La tomé en brazos y la deposité sobre el lecho, por un momento temí que se retirara, solo permanecía expectante, deseosa de ver como seguía. Me quité la ropa sin dejar de mirar y admirar su cuerpo totalmente desnudo, incliné para aspirar el aroma de su sexo en el borde de la cama, atrayéndolo hacia mí para lengüetear esa hendidura hambrienta por deglutirme entre sus fauces.
Los primeros gemidos se elevaron cuando cerré mis labios aprisionando fuertemente el clítoris, moví la lengua torturando de placer ...