Normi, la vecina - El despertar sexual de una joven con un maduro, su maestro
Fecha: 17/07/2020,
Categorías:
Confesiones
Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos
... esa cereza antojada de caricias. Acompañó mis lamidas, con suspiros profundos, apretándose los senos, cerrando los muslos reteniendo mi cabeza entre sus piernas. En estos escarceos lujuriosos alfombraron la llegada a su primer orgasmo.
Me arrimé de tal modo que el miembro quedó sobre sus labios, y prontamente se dedicó a brindarle su mejor lamida, para acompañarla con una masturbación tan placentera. Devolución de atenciones, retener y exprimir sus tetotas, acariciarle las mejillas hinchadas de verga, acompañando la mamada como si estuviera haciendo el coito en su boca. La pija es bastante gruesa para su boca pequeña, al crecer al máximo ya no entra con facilidad en su boquita, es tiempo de colocarla de lado en la cama, las piernas flexionadas, separo las nalgas y se la fui llevando hasta la entrada de su sexo, súper húmedo, ardiente como pocas.
Sabía que de este modo la desfloración es menos brusca, le hice traer las nalgas bien atrás y arriba, tome la posición adecuada para evitar el acto reflejo de escapar cuando el desgarro del himen, sostenida con fuerza de las caderas me afirmé y embestí lento pero en continuado, sin brusquedad pero con intensidad, haciendo caso omiso de los primeros quejidos, seguí empujando y retrocediendo hasta que con un golpe contundente me encastré hasta los pelos en su conchita!!!
Hice la pausa, para darle tiempo a acomodar sus sentimientos a sus dolores, sus emociones a las sensaciones de tener a su hombre metido dentro de sus ...
... carnes.
El placer de estrenar a una virgen es una sensación inexplicable, algo mágico, el placer se intensifica cuando ella comienza a respirar sin el vértigo del primer momento, encontramos el movimiento adecuado cuando ella responde al ritmo de mis embestidas, siente la penetración profunda, casi violenta, que se transmite el frenético movimiento de sus caderas contenidas en mis manos.
Desenvainé la verga de la herida ardiente, me coloqué de espaldas y la hice montarme, que sea ella misma quien se introduzca con sus manos el miembro, abriendo los labios vaginales para que su maestro observe como se come la pija de un solo bocado.
Ahora es su tiempo, el dolor inicial va dejando espacios para sentir el placer de ser la generadora de su propio goce, le indico se incline para poder tener sus senos en mis manos, poder llenarme la boca con ese delicioso pezón rosadito. Tomada con firmeza de sus nalgas, me elevo hasta dejarla virtualmente empalada, gime con fuerza, acompaña en el descenso hasta quedarse enterrada hasta los pelos.
Entiende que su maestro le enseña a descubrirse en su propio placer, a descubrir y experimentar en búsqueda de su goce, casi al borde del orgasmo es tiempo de buscar otra postura.
Cambiamos a la posición de perrita, colocada a gatas sobre la cama, me acomodo sobre su espalda, retengo y acaricio los senos hasta llenarme las manos de tetas, besando y acariciando su espalda hasta tenerla en el momento justo para penetrarla desde atrás. Asido con ...