Detenida
Fecha: 07/10/2017,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... noche, junto a mi ventanilla. Abrió la puerta para que también yo saliera y cuando me disponía a ello cambié de opinión.
Espere agente, ahora quiero examinar yo su ficha, no vaya a ser que se esté haciendo pasar por poli y no lo sea.
Se bajó los pantalones hasta dejar su polla fuera, apuntando al techo del coche. Me giré en el asiento sacando mis piernas del vehículo y le cogí por el cinturón adicional del que estaban prendidas su arma, sus esposas y su porra. Apoyó sus brazos cruzados en el techo del coche y se dejó hacer. Lamí su generoso miembro con cierto egoísmo, pensando en el placer que me proporciona hacerlo a mi ritmo, disfrutando de cada lametazo, sin orden, a mi antojo. Tan pronto chupaba su glande redondeado como si fuera un chupachups gigante como mordisqueaba su tronco cual mazorca de maíz. Manoseaba sus huevos y apretaba su culo con avaricia, mientras gemía y le dedicaba admiraciones a sus respuestas inmediatas en forma de movimientos reflejos. Lengüetear tanta polla como me cupiera en la boca y pajear el resto con la mano me proporcionaba tanta excitación que no veía el momento de parar, hasta que se retiró.
Nena me estas poniendo a mil. Si sigues voy a correrme.
Pues si no quiere correrse, agente, va a tener que sujetarme las manos, le dije muy seriamente, con cara de circunstancias, sobreactuando.
Muy bien, pues está usted detenida, dijo sujetándome las muñecas con fuerza. Usted lo ha querido...
Desenganchó sus esposas del cinturón y me ...
... las colocó uniendo mis manos a la altura de mis pechos, con los brazos flexionados. Reconozco que no me pareció una buena idea porque siempre prefiero disponer de mis propias manos para acariciarme simultáneamente, pero quejarme hubiera parecido parte del juego, así que omití cualquier comentario y durante unos minutos mas continué buscando su polla a golpe de lengua, serpenteando por su tronco revestido de ríos de sangre canalizados en dirección a un glande cada vez mas resaltado.
Mi móvil volvió a sonar repetidamente, pero tampoco ahora era buen momento.
¿Alguien te espera, eh? Terminamos enseguida...
Para nada es esa mi intención, pero bueno. Me cogió por la cintura y me sentó en el capó, por encima del área cónica que iluminaban directamente los faros. Puso una mano en mi espalda y su boca chupeteó mis pezones hasta que me dejó tumbada. Sentí un contraste tremendo entre el calor de sus manos y el frío del capó en mi espalda desnuda. Levantó mis piernas hasta sus hombros y tiró de mi pantalón arrastrando mi ropa interior.
Ahora voy a cachearte, es lo que hacemos con cualquier detenido, no pienses que vas a librarte, me dijo mientras introducía sus dedos en mi vagina de una sola vez.
Levanté los brazos unidos por las muñecas y comencé a mover las caderas apoyándome en el capó con los talones y los omoplatos. Hundió mas su mano entre mis piernas cubriendo toda la humedad que había generado y empezó a morderme y chuparme los muslos mientras su otra mano agarraba ...