1. Mi hermano Marcos


    Fecha: 04/08/2020, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... gata en celo, lamí con deleite, a pesar que el aroma a mierda inundaba el comedor. Él solo veía como su cerda y perversa hermana, lo complacía con lo que quizá siempre soñó, y de verdad que lo notaba ya cansado.
    
    Retiré la mierda y más relajado como jamás estuvo en su pasada vida, mi hermano me pidió su café con leche con la mirada. Lo bebió y rápidamente se quedó profundamente dormido, debía de estar extenuado. Eran ya cerca de las tres de la tarde y estaba terminando de poner en unos cuencos pequeños el arroz con leche que preparé para después de la comida, cuando nuevamente me sacó del ensimismamiento en que estaba extasiada, uno de esos sonidos guturales que eran propios de Marquitos.
    
    Fui a ver que deseaba y como imaginé, eran ganas de orinar. Me gustaba tener que volver a toquetearlo, me era muy agradable, así como verlo disfrutar con mis escandalosos actos, pero tenía otras cosas que hacer y cada vez que empezaba con él, me ponía tan cachonda y desenfrenada que podía pasarme horas enteras sin otro pensamiento o deseo que no fuera volverlo loco de gusto y caer agotada de mil penetraciones bestiales.
    
    En vez de darle la botella para que orinase, tal y como mi mamá me enseñó, lo llevé en su silla de ruedas al cuarto de baño y allí lo senté en el bidé de la manera acostumbrada. Nada más sentarse, me echó mano a mi pubis por debajo del mandil y me agarró con brío mi rajita mientras con su ya conocida risita balbuceante me daba a saber su agrado. Le retiré la mano ...
    ... diciéndole que eso... sería después de comer. Bajé su pantalón y le dije que orinara en el bidé, pues luego debía de lavarlo para limpiarle la gran cantidad de semen que tenía desperdigado por los muslos.
    
    Cuando terminó, abrí el grifo y lo lavé enjabonándole bien los muslos, el trasero y su enorme longaniza. Manoseé bien su glande; metí mis dedos nuevamente en su trasero y chupé, chupé y chupé esa verga que me había transformado en una puta y marrana cerda, capaz de las peores cochinadas. Eyaculó otra vez, pero ahora dentro de mi boca. Nuevamente me tragué con placer el semen dulzón y denso que sentía estrellarse con fuerza en mi paladar a cada arrebato de delirio.
    
    Completamente desnudos comimos; primero le di a él su comida: pescado frito y arroz con leche. De pié a su lado y con sus dedos hurgando dentro de mi trasero y de mi coño, comió sin rechistar, aunque eso si, manchándose mucho más que de costumbre debido al constante movimiento de su mano izquierda que no cesaba de masturbarse. Cuando yo iba a empezar a comer a su lado, hube de levantarme, pues noté que se iba a correr y no podía evitar la tentación de tragarme tan delicioso néctar blanco y condensado, por lo que me agaché entre sus piernas para meter en mi boca su fascinante cabezota y que volcara toda su crema dentro de mi boca como aperitivo único.
    
    Su abundante explosión inundó mi boca, y con mis labios prietos en la base de la cabeza de su reata para evitar derramar una sola gota, la batí antes de ...