1. Dinero


    Fecha: 28/09/2020, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... ducha en el cuarto de baño que está dentro del propio despacho, yo me voy a la barra tras asearme someramente. Antes de salir oigo a mí mujer:
    
    —Quizás esté equivocándome, pero vamos a usar el dinero de Eva para pagarle al banco y tú te la follas durante un tiempo. Vamos a cumplir sus condiciones, y espero que lo hagas bien. Reconozco que hasta me hace gracia la situación
    
    A lo mejor debo decir que hemos tenido suerte, pero Bernardo no se va a follar a mi mujer por mucho que ella leponga y por mucho dinero que tenga.
    
    Cecilia ha dicho que nada de ir a un motel de parejas, dado que Eva y yo vamos a follar porque los tres lo hemos querido o aceptado, no tenemos que disimular entre nosotros, así que nos pide que vayamos a la casa en la que vivimos y lo hagamos con total libertad y naturalidad. En una de las habitaciones, ante una cama metálica, alta, muy grande, con un inmenso colchón, enfrente de la cual hay un gran espejo de pared, ambos nos desnudamos rápidamente, sin dejar de mirarnos ni un momento. De repente, en un ataque por sorpresa, Eva me besa en la boca con pasión, como con hambre, con mucha lengua y saliva, compartiendo ambos un buen rato de muerdos guarros a tope, recorriéndonos toda la boca una docena de veces.
    
    La rubia madurita está muy buena, desnuda gana mucho, quizás se le noten quilos de más en la cintura, el culo y los muslos, aunque no le hacen nada mal, al menos para mi gusto. Alta de estatura, suele llevar muy corto su rubio pelo amarillento, ...
    ... rapándose incluso las sienes y la nuca, le queda muy bien. Me parece muy guapa, con su bonita cara redondeada, en donde destacan ojos color miel, grandes, expresivos, una nariz pequeña, respingona, y labios chupones —siempre pintados de color rojo vivo— que le dan a la boca forma acorazonada. En seguida se hacen evidentes sus tetas grandes, altas, no muy juntas, redondeadas, duras, quizás ya algo caídas hacia abajo y hacia los lados, con pezones gruesos y largos situados en el centro de perfectas areolas circulares, de las que llamangalleta maría. Me pongo ciego actuando como si fuera un pulpo, tocando, acariciando, besando, lamiendo, mamando, chupeteando esos pechos estupendos. Me pide que me ocupe un rato de sus pezones, que ya tiene tiesos y duros como si fueran de piedra. Joder, cómo me gusta sentirlos en la boca, apretar ligeramente los dientes, un poco más fuerte los labios y la lengua, recibir elagradecimiento de la hembra en forma de constantes grititos, gemidos y fuerte respiración.
    
    Eva no se está quieta mientras me ocupo de sus tetas, acaricia mi paquete con una mano y con la otra se ocupa de mi culo, incluyendo tres o cuatro rápidos sonoros azotes, cuyo ruido restallante le provoca un ronco gemido sibilante, de excitación.
    
    —Joder, qué cachonda me pones, qué ganas te tengo
    
    Sus altas redondeadas caderas se continúan en un culo grande, carnoso, con esa maravillosa redondez propia de las mujeres que permite pensar en un precioso melocotón, con los duros glúteos ...
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