Carne tierna para dos abuelitos
Fecha: 12/10/2020,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Alita_oni, Fuente: CuentoRelatos
... abuelos ni siquiera se habían corrido aún. Pensé por un momento que realmente iba a desmayarme porque no aflojaban el ritmo, porque el aire no entraba correctamente en mi cuerpo y porque mis tetas y nalgas me dolían de tantos pellizcos. Y cuando el eléctrico orgasmo me llegó, quedé ciega, sorda, muda, sin poder controlar brazos y piernas. Yo me convertí en una muñequita de trapo vilmente cogida por todos sus agujeritos. No sé si ellos llegaron a entender las palabras que yo decía, ni siquiera yo me entendía con tremendo vergon destrozándome la boca, con mi carita coloradísima y con los ojitos en blanco. Antes de desmayarme del placer, traté de rogarles por última vez, pero no salió nada entendible de mi boca, solo se escapaba saliva y rico jugo pre seminal de la comisura de mis labios. No sé cuánto tiempo pasó, pero cuando me desperté, yo estaba sentada entre las piernas de Jorge, con mi rostro descansando en su pecho desnudo y peludo. Él estaba fumando su habano, acariciando mi cabello. Mi cabeza me dolía muchísimo y mis agujeros también.
—Rocío, despertaste.
—Ufff, señor Jorge, dígame que estoy en el cielo –dije quitándome algunos pelillos púbicos que se quedaron pegados en mi lengua. —Jaja, mejor vístete mi pequeñita, que ya ha dejado de llover, tengo que ir a arbitrar el partido entre Gonzáles y Peralta en unos minutos. Alberto ya se fue, pero tú quédate un ratito aquí para recuperarte, si quieres. —Necesitaré quedarme una semana para recuperarme, me partieron en ...
... dos. Me invitó otra vez su habano. Yo lo probé pero realmente era difícil acostumbrarme, volví a toser y él se rio de mí:
—Eres una chica muy especial, Rocío. Te doy las gracias. Tomó de mi barbilla y me metió lengua hasta donde se podía. A esa altura ya me daba igual el olor a habano y me dediqué a chuparla a modo de agradecimiento. Antes de que se levantara ejecuté el paso final de mi plan:
—Señor Jorge. El padre de mi exnovio es el señor Gonzáles, el tenista que usted va a arbitrar.
—Vaya, no lo sabía.
—Síiii, es verdad. Él le dijo mentiras a su hijo para que termine conmigo. Dijo que soy una puta entre otras lindezas.
—¡Qué vergüenza! Hablar así de una chica… Rocío, no puedo expulsarle del torneo por algo como eso. Pero te prometo algo, vamos a hacer lo posible para arbitrar en contra de ese cabrón. Quedará eliminado en menos de lo que canta un gallo.
—Gracias, me hará muy feliz si él se queda eliminado. Y por cierto, ¿puedo llevarme una medallita para mí? Cualquiera de esas que están en el suelo está bien. Se lo prometí a mi papi.
—Toma, preciosa, esta medalla dice “Primer Lugar Tenis Junior Femenino”. Te lo has ganado. Sonreí porque mi instructor quedaría rápidamente eliminado con el arbitraje comprado a mi favor. De esa manera podríamos pasar una rica semana en Paysandú, ya sin necesidad de preocuparnos por el torneo. Y desde luego, a mí no me sentaría nada mal hacerles una visita a mis abuelos preferidos antes de volver a Montevideo. Ellos nunca se ...