Carne tierna para dos abuelitos
Fecha: 12/10/2020,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Alita_oni, Fuente: CuentoRelatos
... mucha vitalidad, seguro que gracias a eso tú también ganarás fácil, chica. Me levanté bastante enojada. Se suponía que había viajado hasta Paysandú para comer carne pero no la estaba obteniendo. Le tiré la sombrilla y me fui por una caminata bajo la lluvia esperando que mi calentura y enojo se calmaran un poquito. Mi entrenador quiso detenerme pero yo no quería saber nada de él. Durante mi caminar vi que el Juez de silla y el Juez de línea del partido me llamaron a lo lejos. Ellos estaban afuera de una pequeña oficina. Eran dos hombres mucho más mayores que mi entrenador: si él iba por los cuarenta, ellos probablemente rondarían los cincuenta y muchos como mínimo. Ambos canosos y con un poquito de pancita, pero se le veía muy felices, fumándose unos habanos. Me acerqué a ellos, toda mojadita y con la cara de pocos amigos.
—Oye, niña, ¿por qué caminas por ahí sin una sombrilla?
—Vas a pescar un resfrío, ven un rato, entremos hasta que pare la lluvia. ¡Hay toallas y café!
—Eso, no aceptaremos un no por respuesta. Por cierto, tú estabas en las graderías mirando el juego, ¿no?
—Sí señores, estaba mirando el juego entre el Señor Gonzáles y un tal Peralta. Como sea, aburrido a más no poder.
—¡Ja! Qué graciosa, vamos adentro. Cuando entré en la pequeña oficina, me senté y crucé mis brazos. Ellos notaron que yo estaba visiblemente molesta, por lo que me tiraban muchas bromas para levantarme el ánimo sin éxito. Me pasaron una toallita y posteriormente una tacita de ...
... café. Fue cuando le di un sorbito que se prendió un foco dentro de mi cabeza, los dos árbitros me miraron con sonrisas amistosas. Desde luego no sabían lo que les tenía preparado.
—Mi novio me ha dejado, señores árbitros -mentí.
—¡Oh, ya veo niña! Pues lo lamento mucho, así que por eso estabas con esa carita tan malita.
—Nosotros hemos pasado mucho por esa clase de situaciones cuando teníamos tu edad, chica, y míranos ahora, sonriendo y pasándola bien. Lo que te quiero decir es que todo termina superándose.
—No sé, es que lo amaba mucho, pero resulta que es un cobarde porque de un día para otro decidió cortar conmigo por Whats ap.
—¿Waqué? Mira, tú eres una chica muy bonita, en serio, no vas a tardar en encontrar a un chico que te sepa apreciar. Empezaron a salir mis lágrimas de cocodrilo. Puse la tacita en una mesita y me levanté como para irme del lugar. No tardó uno de ellos en soltar su habano para rodear su brazo en mis hombros y zarandearme amistosamente.
—¡Ánimo, chica! ¿Cómo te llamas? Te pareces un poquito a mi nieta, por lo tremendista que eres.
—Rocío, me llamo Rocío, señor árbitro.
—Llámame Jorge. Y mi amigo allí es Alberto. Venga, no nos gusta ver una carita tan linda así de triste. Como el señor no planeaba abrazarme a pleno, lo hice yo. Puse mi cabecita bajo su mentón y restregué un poquito mi cuerpito contra él, muy sutilmente y gimiendo. Sentí su mano acariciando mi cabello y aproveché para rozar un poquito mis piernitas contra su ...