-
UNA DEPILACIÓN MUY PLACENTERA...
Fecha: 10/12/2020, Categorías: Gays Autor: marc_bcnhot, Fuente: RelatosEróticos
... Quería acabar con mi polla y sacarme toda la leche. Se puso crema y empezco a frotar entre los huevos y el ano, lo que provocó que abriera las piernas y elevara las rodillas elevando levemente el culo, dejando que pudiera masajearme mejor. Todo esto fue una reacción refleja, que provocó que dejará campo libre para que llegará con su mano a mi culo. Y ahí situó una de las manos, y en concreto su dedo índice, que se paseaba alrededor de mi ano. Jamás nadie había penetrado en esa zona, ni siquiera yo. La verdad es que me estaba gustando y una vez asumido que era la putita de Hugo, que haría conmigo lo que quisiera y que él era el que mandaba tan solo me limitaba a percibir el placer. Fue aproximándose a mi esfínter, abriendo el culo, rozándolo una y otra vez, y rozando mis terminaciones nerviosas, produciendo una sensación electrificante sobre mi glande, el cuál también estaba siendo activado con la otra mano y me producía un cosquilleo y hormigueo en la planta del los pies, a lo largo de mis piernas y a través de mi columna lo cuál me restaba fuerza e impedía que me pudiera movilizar. Sólo podía tratar de respirar a trompicones, hacer el movimiento tratando de escapar de tanto placer, haciendo como si estuviera follando su mano, apretando mi esfínter cada vez que su dedo se acercaba a mí. Pero entonces ocurrió cuando de repente se me entrecortó la respiración, inhalando fuertemente y emitiendo un gemido de dolor: - Ahhhhhhhh! Qué haces Hugo?? Había conseguido ...
... penetrar con un dedo o dos mi culo, y me estaba generando una sensación muy extraña. Me hallaba como flotando, sintiendo que mis defensas estaban siendo totalmente atacadas, en una zona peligrosa y que nada podía hacer. Me había invadido y notaba sus dedos penetrarme con fuerza y presionar hacia la zona de los huevos desde dentro. No sabía si trataría de follarme y me daba miedo, pues notaba sus dos dedos, índice y corazón penetrándome y rozando mis paredes anales, e imaginaba que su polla era más gorda. Notaba como la presión interior había alzado de nuevo mi polla a su máximo esplendor, momento que aprovechó Hugo para empezar a comérmela. No había recibido tanto placer en mi vida. Esa penetración anal con sus dedos enviaba unas señales a mi polla que hacía que sintiera una presión producida por el semen deseoso de ser expulsado, y a su vez, con sus lenguetazos me estaba matando a espasmos. Había levantado las manos, apoyándolas en la pared de detrás de mi cabeza, empujando la pared como si quisiera tirarla al suelo. Mi respiración se iba produciendo a trompicones en función de los espasmos que me producía. Yo que estaba con las rodillas levemente elevadas, iba alzando la cadera de manera automática para acercar mi polla a su boca y para que sus dedos me siguieran follando. Estaba fuera de mí. Jamás había recibido tanto placer. Hasta ahora, siempre como chico había estado acostumbrado a ser yo el que dirigía la obra. Ser yo el que penetraba a esas jovenzuelas cachondas en ...