1. Tres días en Rabat


    Fecha: 28/12/2020, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... la hubiese puesto dura ya mismo.
    
    No deja de mirarnos con una expresión de dureza en el rostro y lo que a mí me parece un punto de locura en sus ojos, brillantes, como brasas encendidas. Sigue moviendo la cabeza y las manos como si bailara una lenta melodía que sólo ella puede escuchar.
    
    —Zorra europea, que te crees, que porque eres rubia y tienes dinero, puedes seguir haciendo y diciendo lo que quieras; no, puta, no, ahora mando yo. Ven a ponérsela dura a estos hombres, rápido, a cuatro patas, como una perra salida
    
    Dos fuertes bofetadas rubrican el breve parlamento y Chusa hace lo que le ordena la joven mora, arrastrándose hacia el otro sofá, llorando y con cara de tener miedo. Los dos hombres se ponen en pie, se quitan las sucias sudadas camisas que llevan y uno al lado del otro se ponen muy cerca de la mujer. No se qué hacer, me da miedo la reacción que la mora pueda tener con Chusa.
    
    —Bájales los pantalones, desnúdales
    
    Los hombres desabrochan las hebillas de los gruesos cinturones de cuero de sus pantalones vaqueros y ayudan a quedarse completamente desnudos, con las pollas tiesas y con una gran sonrisa de oreja a oreja ante el nuevo festival de sexo que parece se les viene encima en forma de rubia maciza.
    
    —Deja de llorar y de echar mocos o te voy a enseñar lo que es dolor
    
    Amina se ha acercado hasta el grupo y coge uno de los cinturones. Suavemente lo pone sobre la espalda de Chusa y también lo mueve por el culo y los muslos:
    
    —Con las manos y la boca, ...
    ... puta, pónsela ya bien dura a los dos. Tu, españolito, ponte en pie en medio de la habitación
    
    Eso hago, con las manos en la nuca, tal y como me ordena, esperando el castigo que estoy seguro voy a recibir por cualquier motivo y en cualquier momento, dado que me parece que la mora se está excitando.
    
    Mientras tanto, Chusa está chupando, mamando y meneando sin pausa las dos pollas de las que tiene que ocuparse, una de ellas grande, larga, gruesa y la otra larga, estrecha, oscura. Sigue lloriqueando, hipando suavemente y comiéndose mocos y saliva, mientras los hombres no hablan nada, sólo dirigen la actividad de la mujer poniéndole las manos en la cabeza y diciéndole de vez en cuando algún insulto, en español y en árabe.
    
    De repente Amina levanta el cinturón, se dirige hacia mí y recibo dos rápidos fuertes cintarazos en la espalda, que me hacen sentir dolor; joder, cómo quema.
    
    —Deja ya de llorar y sigue mamando, a los dos
    
    Chusa pasa de una polla a otra cada pocos segundos, mama adelante y atrás al mismo tiempo que el hombre más joven se mueve como si le estuviera follando la boca, y el hombre de más edad se lo toma con más calma y deja que sea la mujer la que lleve la iniciativa en la mamada, sin prisa, pero sin pausa.
    
    Amina está cachonda, su respiración agitada, sus movimientos poco controlados lo indican, y se toca las tetas con la mano izquierda. Sigue moviendo el cuerpo como si bailara esa canción que sólo ella conoce. Me mira, vuelve a poner esa expresión que ...
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