35.3 La cruel realidad
Fecha: 23/10/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... me desperté en ese mismo momento mojado por todas partes, había eyaculado en mis sueños.
Me levanté tarde y a media mañana me llamó Gonzalo, quería pasar a recogerme pero conseguí convencerle y que desistiera.
Abandoné la habitación para salir a dar un paseo y comer algo, dejé el equipaje preparado en recepción y salí a la calle.
Me llevó media hora el ir andando hasta la Catedral de San Pablo y comí por allí cerca, me entretuve paseando un rato por la ribera del Thámesis y al final tuve que coger un taxi para volver al hotel.
Habíamos salido del Euro túnel en Calais y recibí una llamada de Ray para preguntarme donde me encontraba.
-Daniel, vamos a buscarte a la estación para llevarte a tu casa. –parece que estaban en el estudio y no tenían prisa para marchar, pero me apuraba el que por mi causa llegaran tarde a su casa y tuvieran algún problema con sus familias.
-No importa Ray, gracias de todas formas, cogeré un taxi cuando llegue, no quiero que tengáis algún problema por mi culpa. –el tono que emplee no debió de sonarle muy alegre e insistió.
-Estaremos allí, no te inquietes, no tienes de que preocuparte, ¿estás bienDaniel? Te noto triste. –pensé en lo transparente que soy para los que me conocen, hasta por teléfono notan mi estado de ánimo. No quería que sucediera y llevaba todo el día luchando por ello, pero no puede contenerme y las lágrimas discurrieron por mis mejillas. Solamente pude contestarle antes de cortar la comunicación con ...
... un.
-¡Gracias!
Cuando accedí donde esperaban a los viajeros pude ver a Ray, destacaba entre el público por su gran tamaño y su piel más oscura. Apresuró el paso para recogerme entre sus brazos, me sentí tan protegido y tan querido en ese momento que no pude evitar el besarle en los labios. Me quitó la maleta de la mano y pasó un brazo por mi cintura, parecía que me llevaba en el aire, algunas personas nos miraban y entendí que a algunos no les habría gustado ver besarse a un chico blanco con uno de los que ahora no estaban socialmente bien valorados.
-¿Denís, dónde está? -me pareció extraño el que no se encontrara con él en ese momento.
-Le llevé hasta su casa antes de venir a buscarte, como te vi preocupado por nosotros, pensé que era lo mejor.
Cuando entramos en el estudio sus brazos me acunaron y me abrazaban con ternura.
-¿Puedo saber el motivo de esa carita tan triste que traes? -sus negros ojos brillaban de cariño inmenso y lo que yo necesitaba en ese momento era afecto y sentirme mimado y querido.
Me cogió en sus brazos como si fuera un niño y me abracé de su cuello, se sentó en el sofá conmigo sobre sus rodillas y comenzó a besarme la frente y el pelo mientras su mano limpiaba las lágrimas que rodaban por mi cara, me abrazaba estrechamente arrullándome.
Entre suspiros ahogados por el llanto le conté el resultado de mi visita, Ray no paraba de besarme y decirme palabras tiernas.
-Tú no tienes la culpa, mi bebé. Llora si lo necesitas. ¡Cuánto debes amarle! ...