35.3 La cruel realidad
Fecha: 23/10/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... mi ano, dolía pero era lo que necesitaba en este momento, sentirme humano, con dolor en mi cuerpo para darme cuenta de los contrastes de esta vida nuestra, dolor, placer, felicidad, tristeza, vida y muerte.
Era el trance del dolor y todos los momentos había que pasarlos y acogerlos como cosas inherentes a nuestra propia existencia. No podía casi respirar cuando al final estuvo todo él en mi interior, permanecía como una paloma herida, atravesada por una flecha pero que me llenaba de vida.
Pasé mi brazo por su cuello y le atraje hacia mí, para besarle mientras me reponía, para que compensara con el amor de su boca el dolor de la otra herida.
Comenzó a deslizarse saliendo y entrando con suma delicadeza al principio, me sabía muy rico y no dejaba de besarme y de acariciar mi abdomen apretándolo para llevarme hacía él cuando entraba y aflojando cuando salía.
Su respiración se hizo más pesada, más rápida y profunda y comenzó a inundarme de sus abundantes flujos, notaba su felicidad y éxtasis y yo me sentía feliz por él, por ser causa de su placer, por poderle ...
... devolver parte de lo que llevaba él horas entregándome.
No tuve un orgasmo pero el placer era infinito, sentir su cuerpo dentro de mi vientre depositando su semilla en tierra no fértil pero si agradecida, llevé mi mano hacia atrás para sentir su poderosa cadera pegada a mi trasero, y sujete su culo haciéndole saber sin palabras que no quería que se retirara, necesitaba esa proximidad tan humana y casi divina.
Sin sacar su verga volvió a iniciar el vaivén ahora más fuerte y jadeaba en mi oído, era todo delicioso y muy rico, comencé a decir su nombre y pedirle que me penetrara más, que entrara todo él en mi y lloraba de placer inundado en el amor de sus brazos que me rodeaban, y sintiendo su virilidad como se hundía en mi cuerpo hasta volver a fecundar mi vientre, y entonces sentí varios orgasmos pequeños y muy rápidos que terminaron en uno fuerte que hizo que me fuera sin tocarme, lanzando mi semen como si fuera una fuente.
Me dormí entre sus brazos, con su pene dentro de mí y cubierto por su cuerpo muy pegado a mi espalda, descansando al fin, venciendo a la fría muerte.