1. Hidden Club


    Fecha: 24/01/2021, Categorías: Intercambios Autor: veroydany, Fuente: RelatosEróticos

    ... circunstancias y el hombre adecuados para que dejemos salir al putón que llevamos dentro…
    
    —Creo que deberíamos irnos inmediatamente de aquí, antes de que… —la apremié.
    
    —¿De qué? —preguntó, parada ante mí, tan cerca que podía oler el perfume que emanaba de ella.
    
    —Verás, cariño. En este momento me encuentro en un estado… Te deseo como nunca he deseado a ninguna mujer —reconocí con voz ronca—. Si no fueras la esposa de Marcos, ahora mismo…
    
    —Tienes con el hijoputa de mi marido la consideración que él no tiene conmigo… —Se acercó aún más a mí, hasta que sus senos rozaron mi pecho—. Te lo agradezco, pero a pesar de la rabia que siento, yo también me encuentro en ese estado… —confesó con la vista baja—, y creo como tú que es mejor… que nos vayamos, antes de que haga algo de lo que después podría arrepentirme.
    
    Comenzamos a caminar en dirección a la salida. La puerta que comunicaba con la zona de los casilleros para los teléfonos y las máscaras estaba abierta. Tres parejas, que bromeaban y reían en voz alta, se estaban probando los antifaces. Marta se quedó parada de repente.
    
    —¡Pero si es!... —dijo en un susurro, mientras se volvía de espaldas al grupo.
    
    —¿Quién? ¿Qué pasa? —pregunté extrañado.
    
    —Vámonos… —de repente debió darse cuenta de que, descartada la entrada, el único sitio al que podíamos dirigirnos era una de las habitaciones.
    
    —El vestuario —insinué.
    
    Entramos rápidamente. Se trataba de una sala rectangular, más larga que ancha. Una de las ...
    ... paredes estaba ocupada completamente por taquillas, mientras que la frontera disponía de un banco corrido de listones, en el espacio no utilizado por cuatro cabinas. Al fondo, un hueco sin puerta permitía ver varias duchas sin cortinas ni separación alguna entre ellas.
    
    «Intimidad, cero» —prensé.
    
    Aunque, mirándolo bien, no tenía ningún sentido ocultar en la ducha lo que se mostraba profusamente en los “folladeros”, como los había llamado Marta.
    
    Dentro había un hombre, completamente desnudo, con el pene horizontal, que se dedicaba a contemplar a dos mujeres: una de ellas se estaba desabrochando un sujetador de encaje, única prenda que había sobre su cuerpo. La otra se estaba bajando las bragas, que constituían toda su ropa.
    
    Escuchamos la algarabía de voces del grupo, y de repente se me ocurrió que probablemente entrarían en el vestuario. Y Marta parecía conocer a alguien de entre ellos, con lo que…
    
    —Ven, —le dije, cogiéndola del brazo, tirando de ella en dirección a una de las cabinas.
    
    La puerta no ocupaba totalmente el hueco, sino que llegaba aproximadamente a los hombros por la parte superior, mientras que la inferior cubría hasta las rodillas. Pasé el cerrojo, no fuera a ser que alguien tuviera nuestra misma idea.
    
    Marta se sentó en una especie de descalzadora, y se quitó la máscara. Me quedé mirándola con gesto de interrogación.
    
    —Se trata de la zorra de la esposa de un socio de Marcos… —susurró—. No me ha dado tiempo a ver si el marido también ...
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