Hidden Club
Fecha: 24/01/2021,
Categorías:
Intercambios
Autor: veroydany, Fuente: RelatosEróticos
... que les acompañemos a uno de los “folladeros”?
—No sé tú. Yo de ninguna manera me prestaría a dar el espectáculo ante esa gente. ¿Salimos?
«Ha dicho me “prestaría a dar el espectáculo”, —pensé—, cuando lo lógico habría sido algo como “no follaría con un extraño”, o quizá “contigo me he dejado llevar por las circunstancias, pero no pienso dar el paso… con ellos».
Me encogí de hombros, y la seguí.
â â â
En el vestuario, Aaron remetía la camisa por la cintura de sus pantalones, mientras Noemí abrochaba muy despacio los botones de su blusa blanca con encaje en la pechera, única prenda que llevaba encima.
Me pareció raro utilizar una de las cabinas, por lo que abrí nuestra taquilla, y comencé a vestirme a la vista de la otra pareja. Marta dudó, pero finalmente se encogió ligeramente de hombros, y deslizó su vestido por el cuerpo. Después, con la vista baja, se puso las bragas. Y Aarón no se estaba perdiendo ripio.
—¿Me subes la cremallera? —pidió, recogiéndose el pelo en la nuca.
Noemí estaba introduciendo los pies en una falda corta con volantes. Luego cogió su bolso.
«No lleva bragas» —me dije.
—Estábamos pensando Aarón y yo… ¿os apetece tomar una ...
... copa con nosotros?
Marta y yo nos miramos. Me pareció que asentía imperceptiblemente.
—De acuerdo, aunque… —consulté mi reloj— ¿conocéis algún sitio abierto a las doce y media?
—Habíamos pensado en ir a nuestra casa, —insinuó el hombre.
Marta y yo cruzamos una nueva mirada. En esta ocasión no me dio ninguna pista acerca de si quería o no, de manera que teníamos que hablarlo. Pero no delante de la otra pareja.
—Supongo que habéis venido en coche… —El hombre asintió—. Nosotros también, y no sería práctico dejar uno de los autos aquí… Si nos dais vuestra dirección… —insinué.
—Por supuesto —dijo él, extrayendo una tarjeta de visita de su billetera.
Salimos al pasillo del casillero de los móviles y los antifaces. El “mayordomo” nos miró con rostro circunspecto.
—Buenas noches, señores, y vuelvan pronto.
—Buenas noches, Damián —dijo él, mientras tomaba dos móviles del hueco número 101.
Marta cogió los nuestros, y menos de un minuto después nos vimos en la calle. La noche era cálida, aunque la temperatura no era agobiante.
—Nos vemos en media hora —afirmó más que sugerir Aarón, mientras comenzaban a andar en dirección contraria a la que debíamos seguir nosotros.