Néstor
Fecha: 05/03/2021,
Categorías:
Hetero
Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos
... que no he jugado, y vosotros vais a donde queráis y habláis. La noche es buena, hace menos calor, pero conviene venir con camiseta, porque refresca un poco”.
—”Si, papá”, dijimos todos a coro y nos reímos todos juntos.
Entonces se me ocurrió pensar que Néstor no había venido con nosotros y le pregunté en que había venido, y dijo:
—”Corriendo campo a través para hacer ejercicio; sabía que ibais a venir, me lo dijo un pajarito...”
—”Que se llama Lorena...”, dijo Fernando.
—”Eso, sí…; lo sabía porque me lo dijo Lorena y quería ver si podíais aceptarme, y os lo agradezco de verdad”, dijo Néstor.
—”Ahora te vendrás con nosotros; no vas a empezar a correr otra vez, que luego tendrás hambre y no nos dejarás cena”, dijo Gaspar con mucha gracia.
De las últimas palabras de Gaspar me alegré mucho, porque eran muy sinceras y quería la amistad de Néstor. Cruzamos a nado el río los cuatro juntos. Nos secamos, nos vestimos y nos fuimos a donde habíamos dejado el coche, no muy lejos.
Tarde espléndida. Los rayos crepusculares del sol debilitados pero, abiertos como abanico a través del horizonte montañoso, daban un tinte rojizo a todo el paisaje. Unas pocas nubes, pequeños cúmulos estriados, iban apoderándose del horizonte como deseando cubrir como una sábana al sol para que duerma arropado toda la noche. Los árboles comenzaron a ponerse de un marrón chocolate llenos de tristeza por tener que pasar la noche a la intemperie y una bandada de pájaros cruzó por encima de ...
... nosotros para desaparecer de inmediato, como si nuestra decisión de irnos hubiera sido para ellos un aviso a retirarse. Cerca de donde estaba el coche dos liebres corrían asustadas por nuestro paso y nosotros, habiéndonos bañado de este bienestar de la tarde, subíamos al coche felices de ser cuatro amigos muy diferentes uno a los otros pero sabedores de que el entendimiento entre las personas pasa por aceptar al otro tal como él es, incluso tal como no sabe ni siquiera como el otro es. Me senté en el asiento trasero junto con Néstor y noté que estaba feliz. Delante estaban los dos mellizos y noté igualmente que estaban felices de haberse granjeado un amigo en el marco de la sinceridad y la intimidad. Yo me encontraba como quien vuela a dos palmos del suelo, me envolvía la responsabilidad de orientar a Néstor y no hacerle daño con mis errores, pero muy feliz por tener la oportunidad de escuchar a una persona que había sufrido mucho en silencio sin saber a qué atenerse. Esa persona era Néstor, un nuevo amigo en mi vida. Ya era evidente que este viaje valía la pena y me iba a hacer gozar como nunca en la vida.
*****
Cenamos los cuatro juntos en “La Victoria”. Modesta cena, aunque de rica cocina tradicional de pueblo: unas carnes asadas y del mismo modo unas verduras. La jarra de cerveza se llenó tres veces. No apetecía ninguno de los postres ofrecidos y decidimos tomar los cuatro una grapa cada uno para “fortalecer el ánimo”, como decía Fernando. Se hizo el grande Fernando ...