Los Pastrana y los Salvatierra
Fecha: 13/03/2021,
Categorías:
Confesiones
Autor: Tothem, Fuente: CuentoRelatos
... volvió a escupir sonoramente sobre su glande.
El notario volvió a abrir las nalgas con todas su fuerzas y con potencia empujo quedando la polla bien remachada hasta el fondo.
— Ha costado encularte hija de la gran puta, pero ahora no la saco hasta reventarte.
Adela aguantaba tensionada, mordía la almohada esperando temerosa las próximas embestidas, podía oler el apestoso aliento a tabaco y licor del gordo, notaba el vello de su peludo vientre en sus nalgas; para el colmo menstruaba, el cordón del tampón colgaba de su clítoris. Empezó a bombearla y a ronronear, acelero más sus embestidas, toda la grasa de su obesidad se movía, sudaba, apretaba los dientes; de pronto lanzó un bufido, su respiración era estertórea y entrecortada; saco su pene y cogiendo a Adela de la melena se lo introdujo en la boca. Un momento después ya llenaba la boca de Adela de esperma y quedaba agotado. Adela corrió al baño, le venían arcadas.
Mientras tanto don Luis Salvatierra y el ayudante del notario degustaban sus cigarros y una copa de licor.
— Parece que ya ha terminado su cuñado, a sido rápido, se le notaba ansioso — dijo don Luis girando la cabeza en el sentido que venían las pisadas por el pasillo.
— Si, es un cagaprisas, suele terminar rápido, aquí no tiene muchas oportunidades como esta.
— ¿Y usted?
— Yo me desplazó más a la ciudad, sin ir más lejos hace un mes…
— Por motivos laborales, supongo — dijo don Luis.
— No, la última vez tuve la suerte de que cuidé una ...
... semana a mi padre en el hospital antes de su defunción, aproveche, digamos, la circunstancia que se me presentó.
— ¿Y qué tal?
— Me afiancé una buena casa de putas, en esa semana fornique a dieciocho, acudía cuando podía, tuve el placer de agenciarme todo tipo de hembras.
— Bueno, creo que puede prepararse entonces, su cuñado está aquí ya.
El notario entró sudoroso, su rostro estaba al rojo vivo, se estaba abrochando el cinturón, al mismo tiempo don Luis le pregunto:
— ¿Cómo te ha ido?
— ¡¡Escupe!! — respondió tajante el notario.
El ayudante del notario y cuñado era alto y espigado con cara de rata, lucía un bigote canoso nicotinado y era de mirada estrábica; en su juventud había sido militar llegando al grado de sargento raso, a sus veintiocho años, el año de su boda se incorporó en la notaria de su cuñado. Ahora a sus cincuenta y pocos años era un avezado putero que no desperdiciaba oportunidad. Dotado de una polla, que no descomunal, pero si considerables dimensiones la lucía ante las profesionales de la ciudad. Ya presentado el personaje de forma sucinta, diremos que se dirigía por el pasillo al cuarto de invitados.
Al entrar la encontró en el baño contiguo, allí Adela había expulsado el esperma en la taza del baño y se estaba poniendo crema en su zona anal y se cambió el tampón; el cuñado del notario con una seguridad pasmosa se quitó la ropa quedando desnudo por completo; Adela, al salir, con la cara roja y los ojos vidriosos pudo observar como de ...