1. Complejo de Edipo


    Fecha: 11/11/2017, Categorías: Grandes Relatos, Autor: Urawan, Fuente: CuentoRelatos

    ... encuentre en pleno acto sexual Clemente se retira sin decir palabra pero destellando una gran frustración. Clemente salió ante el llamado de su hermana y se fue con ella. Yo no pude hacerlo mío como deseaba, mi cuerpo hervía de lujuria. Mi clítoris latía fuertemente. Las valvas rojizas de mi conchita estaban completamente abiertas, jugosas, olorosas esperando a que el extraño invasor termine de intimidarme, me dejo incompleta de él tanto que sin saber cómo empecé a auto consolarme recordando nuevamente los hermosos momentos vividos con Samuel como me hizo suya, como me inició en el arte del erotismo, no recordé las crueles consecuencias de la relación que mantuvimos luego un momento en que ya estaba satisfecha me junté a la reunión pero en mi mente y cuerpo no podía dejar de sentir a ese hombre que había revivido mi erotismo por lo que decidí buscarlo para terminar lo que habíamos dejado a medias.
    
    Cuando fui a casa recordé lo que Samuel me enseñó y lo que él aprendió de mí y de las huellas imborrables que nos dejamos en nuestros cuerpos. Ardía de pasión únicamente pensando tener un nuevo encuentro con Clemente, más de una noche me desperté porque mi cofre exudaba lujuria. No sabía qué hacer si dejar todo ahí si retornar a mi misantropía pensando que fue un simple sueño o devorármelo todo o buscarlo para dejarle exhausto o hacerle creer que él es el rey y yo su sierva.
    
    Mientras me autoconsolaba decidí que lo último era más apasionante para ver hasta dónde llega y poder ...
    ... manejarlo sin que se dé cuenta como toda mujer sabía en lo erótico lo hace.
    
    Me juré hacerlo mío. Me juré dar todo mi cuerpo, vulva, boca y hasta ano si lo quiere, darle todo de mí para lograrlo y lo hice todo se lo di y lo ate como yo quería, por cuestiones de trabajo luego de un par de semanas llegó a la oficina de su padre; él salió luego de una hora sabiendo lo que deseaba de él le invite a mi oficina y para estar solos creo que él sabía que pretendía ya que llegó sin problema, mandé a mi secretaria a realizar una tarea que estaba pendiente y que llevaría por lo menos un par de horas. Sin que medie palabra alguna nos trenzamos en un ardoroso abrazo y un ardiente beso. Nuestros cuerpos se fundieron nuevamente en uno solo.
    
    Las manos de Clemente me recorrieron toda, se detuvieron en mis posaderas. Me las acaricio como la otra vez lo hizo, delicadamente, sutilmente, etéreamente y perspicazmente. Las recorrió completamente. Respondí acariciando su rostro, sus cabellos, su fuerte espalda. Respondí introduciendo mi lengua en su cavidad bucal. Me excité mucho al sentir en mi bajo vientre su miembro más enhiesto, tieso, garboso como en nuestra escena insatisfecha relación amorosa del otro día por lo que tome su mano y la llevé a mi sexo que ya estaba húmedo.
    
    -¿Te gusta?
    
    -Sí pero más tus nalgas.
    
    -Mis… ¿qué?
    
    -Tu trasero. Lo tienes rico, voluptuoso, deseable me lo darías.
    
    -¿Lo quieres?
    
    -Sí. Dámelo. ¿Sí?
    
    -Lo tendrás, eso y más de mí así mismo y ¿me darás todo ...