1. Don Roque I.


    Fecha: 23/06/2020, Categorías: Confesiones Tus Relatos Autor: PPTon, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... de ella, a medio llenar mi boca, lanza un tercer grito y me pone otra ración de aquel rico alimento que me tragué en dos o tres tiempos. Sentí que aún salía líquido por su orificio uretral que con la lengua cosechaba y lo regana por toda mi boca, para luego ingerirla con avidez. Con los dedos pulgar, índice y anular de mi mano derecha, rodeé el rollo de carne, apreté y lo corrí en todo lo largo para sacarle un buen más de mecos que le había quedado en la uretra, depositándolo en mi boca. Hice lo mismo con la mano izquierda y le saqué aún más, eso y más que aún había en mi boca, lo jugué por todos lados para terminar de tragarlos. Finalmente, con toda la cabeza en mi boca, lo succioné con fuerza como queriendo sacarle más leche, tragué lo que le había sacado y luego apreté los labios con la verga dentro de mi boca para darle varias pasadas a manera de limpieza, hasta que don Roque, jadeando fuerte y sudando a chorros imploró: -¡Yaaaaa!… No puedo más… ¡me sacaste hasta los sesos!... ¡Que bááárbarooo!... Nunca me lo habían hecho así… Estuvo riquísimo… ¿Donde lo aprendiste?... ¿Y a ti, te gustó?... ¿No te hace daño?...- Aun jadeando exclamaba y preguntaba con ansiedad sin darme oportunidad de responderle. Habló con entusiasmo, a pesar de haber estado pujando durante la sesión, mostrando el placer del que estaba gozando.
    Al fin le respondí comentándole escuetamente que sí me había gustado mucho y que lo había aprendido en la escuela, le di ciertos detalles de que lo había ...
    ... practicado con don Nato y algunos más y de que no me hace daño, al contrario, me ha servido para mi desarrollo físico y para mi salud, mental y emocional, obviamente no le di los nombres de los del pueblo con los que ya lo había hecho, pues todos se conocían entre sí y había que ser discreto, así como tendría que serlo él. 
    -En boca cerrada no entran moscas, como crees que yo pueda ir con el chisme por ahí, si eres casi un niño, la gente me colgaría y no faltaría quien me quisiera quebrar. Por el bien de todos, conviene que esto no se sepa, de ninguna manera puede saberlo la gente- me aseguró con firmeza agregando que ya nos fuéramos, los demás jinetes ya nos han de estar esperando. Se acomodó la ropa, bien fajado se puso la cuadrilera al lado izquierdo, subimos al caballo y partimos hacia la ermita, donde ya nos estaban esperando el resto de los hombres.
    Recién llegamos al punto de reunión, sin darles tiempo de nada, don Roque ordeno con voz autoritaria -Vámonos señores, a toparle al agua…-  , apuntando hacia los nubarrones que amenazaban lluvia, a la vez que espueleaba las ingles del animal y con la rienda lo hizo tomar camino con gran energía. Como en todos los años, precisamente en ese día de la fiesta de San Isidro Labrador, a los pocos minutos empezó a llover, calmado pero abundante. Nos cubrimos con las “mangas” que llegaban hasta tapar mis huaraches y los botines del jinete quedando en la más completa intimidad, no podía verse nada de nuestros cuerpos, ni siquiera podía ...
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